Solo desde la ignorancia se puede opinar de todo y de todos, por lo tanto yo soy un ignorante, me salva el hecho de ser medianamente consciente de ello. 
Si pensáramos las palabras y sus consecuencias antes de pronunciarlas, casi nunca diríamos nada, pero no por este hecho, dejaríamos se ser ignorantes. Simplemente seríamos unos ignorantes conocedores de su defecto. 
Una de las cosas de las que más me arrepiento en la vida, es no haber estudiado filosofía, pues, aunque seguiría sin saber nada, sabría porque no lo sé. 
Hay personas que por sus conocimientos, estado de conciencia y prudencia, son islas de luz dentro de un océano de oscuridad. 
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Ignorancia y desconfianza son primas hermanas. 
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Es imposible ser feliz si uno es medianamente consciente de lo que le rodea. El antídoto es la negación de la evidencia. 
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Ignorar que se es ignorante, es el colmo de la ignorancia, pero no exime del hecho de serlo ni de sus consecuencias .. 

de 'el marmessor de la ignorància'