De todas las marcas que nos dejará la pandemia del Covid-19 en la política española, la más profunda es la facilidad con que el gobierno del PSOE y Unidas Podemos ha convertido las autonomías en simples gobiernos civiles. El mensaje que ha dado es que cuando llegue una crisis terrible, se cuidará Madrid de todo. Usted pague, calle y tenga abiertos los hospitales, que yo ya me cuidaré de todo, aunque lo tenga que hacer un Ministerio de Sanidad inoperante, una maría que se solía decir.
De hecho no les importa, y mira que lo tenía fácil Pedro Sánchez para gestionar la crisis, sólo había que fijarse un poco y hacer las cosas bien, sin embargo, su incapacidad es tal que su gestión ha sido un desastre desde el primer momento, con incongruencias y constantes cambios de criterio, un drama.
Sánchez además, tiene un grave problema, no sabe comunicar, su discurso, como su electroencefalograma es plano, aburrido, insulso. Esta misma mañana en la sesión parlamentaria para prorrogar 15 días más el estado de alarma, su discurso ha estado vacío de contenido, sin alma, repetitivo, mientras que (hay que reconocerlo) Casado ha sido contundente, claro, duro, alarmista dentro de su tónica habitual, pero con un discurso muy por encima del de Sánchez.
Decía el otro día una tertuliana que esta pandemia era un problema grande en manos de hombres pequeños, al ser mujer no decía mujeres y hombres pequeños, pero se sobreentiende, sólo hay que escuchar intentando no sonrojarse de vergüenza ajena las declaraciones de Carmen Calvo, ínclita donde las haya y que es de aquellas políticas que están en el mundo para que haya un poco de todo.
Se ha he decir que en esta crisis de la que podremos decir en un futuro los ciudadanos que quedamos: vimos cosas que no habíamos visto nunca, Gobierno aparte, la única oposición que no ha estado a la altura ha sido la de España, empezando por la presidenta de la Comunidad de Madrid, y siguiendo por el PP, Vox, Juntsxcat, ERC. Bildu, PNV y la CUP. De hecho, este es el gran y grave problema de la democracia española, los partidos políticos; la partitocracia, esta tropa de miserables y mezquinos, sin ningún tipo de ética, que hacen y deshacen según les conviene e interesa a espaldas de los ciudadanos, tanto de quienes les votan como de los que no. Y aquí, la solución la tenemos nosotros los ciudadanos: vayamos a votar todos en blanco en las próximas elecciones, o no vayamos, pero no se puede dar ni un sólo voto más a quien ni se lo merece ni es capaz de administrarlo, el rebaño se ha cansado y ya está hasta el gorro de todos ellos, lástima que esté tan disperso, y eso, el lobo lo sabe.
De hecho no les importa, y mira que lo tenía fácil Pedro Sánchez para gestionar la crisis, sólo había que fijarse un poco y hacer las cosas bien, sin embargo, su incapacidad es tal que su gestión ha sido un desastre desde el primer momento, con incongruencias y constantes cambios de criterio, un drama.
Sánchez además, tiene un grave problema, no sabe comunicar, su discurso, como su electroencefalograma es plano, aburrido, insulso. Esta misma mañana en la sesión parlamentaria para prorrogar 15 días más el estado de alarma, su discurso ha estado vacío de contenido, sin alma, repetitivo, mientras que (hay que reconocerlo) Casado ha sido contundente, claro, duro, alarmista dentro de su tónica habitual, pero con un discurso muy por encima del de Sánchez.
Decía el otro día una tertuliana que esta pandemia era un problema grande en manos de hombres pequeños, al ser mujer no decía mujeres y hombres pequeños, pero se sobreentiende, sólo hay que escuchar intentando no sonrojarse de vergüenza ajena las declaraciones de Carmen Calvo, ínclita donde las haya y que es de aquellas políticas que están en el mundo para que haya un poco de todo.
Se ha he decir que en esta crisis de la que podremos decir en un futuro los ciudadanos que quedamos: vimos cosas que no habíamos visto nunca, Gobierno aparte, la única oposición que no ha estado a la altura ha sido la de España, empezando por la presidenta de la Comunidad de Madrid, y siguiendo por el PP, Vox, Juntsxcat, ERC. Bildu, PNV y la CUP. De hecho, este es el gran y grave problema de la democracia española, los partidos políticos; la partitocracia, esta tropa de miserables y mezquinos, sin ningún tipo de ética, que hacen y deshacen según les conviene e interesa a espaldas de los ciudadanos, tanto de quienes les votan como de los que no. Y aquí, la solución la tenemos nosotros los ciudadanos: vayamos a votar todos en blanco en las próximas elecciones, o no vayamos, pero no se puede dar ni un sólo voto más a quien ni se lo merece ni es capaz de administrarlo, el rebaño se ha cansado y ya está hasta el gorro de todos ellos, lástima que esté tan disperso, y eso, el lobo lo sabe.
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