Más de la mitad de la población mundial vive en ciudades.
Sí, y en el año 2050 será el 70%, y no hay un lugar más mortífero en el mundo. Las emisiones de los coches son la principal fuente de contaminación atmosférica.
Las ciudades entregaron la mayor parte de su espacio a los coches.
Hay que devolvérselo al ciudadano. Las calles necesitan a alguien que las defienda. Durante la administración de Bloomberg construimos 650 km de carriles para bicicletas, hoy ya tenemos 3.800 km. Y nuestro Bicing se ha convertido en el parque de bicicletas más grande del mundo fuera de China.
Felicidades.
En seis años creamos siete líneas de bus rápido, logramos convertir Times Square en un oasis para peatones y construimos más de setenta nuevas plazas en Nueva York.
Se dieron mucha prisa.
Lo hicimos con proyectos piloto y materiales provisionales porque los neoyorquinos no creían que su ciudad pudiera cambiar.
Fue usted ángel y demonio.
Sí, muchos de entrada eran reticentes. No se puede cambiar el statu quo sin pelea, se lo puede preguntar al alcalde Sadiq-Khan de Londres, a la alcaldesa Hidalgo en París, a López en Bogotá, Moore en Sydney, o a Plante en Montreal... Alcaldes que se han sumado a devolver la ciudad a los ciudadanos.
¿De dónde sacó sus ideas?
Uno de mis primeros viajes fue a Copenhague, donde hicieron algo muy sencillo: crearon sus carriles bici apartando a los coches de las aceras, rápido y barato.
¿Cuál fue el siguiente paso?
Recogimos muchos datos que demostraban que todos esos proyectos piloto tenían beneficios de movilidad, salud y económicos. Los comercios de las calles peatonales han mejorado sus ingresos en un 50%; entra mucha más gente en las tiendas si las calles son amigables para la gente que va en bicicleta o a pie.
En las supermanzanas de Barcelona sustituyen los árboles por maceteros.
Hay que llenar las ciudades de árboles para mejorar la calidad del aire y mitigar el calor. Hay ciudades que incluso están estudiando retirar el cemento y volver a hacer silvestres las calles.
También hay políticas y ciudadanos que quieren devolver las calles a los coches.
Los cambios cuestan de asumir, aunque en la gran mayoría de ciudades los alcaldes que han apostado por el peatón, las vías verdes y la bicicleta han sido reelegidos.
Los ciudadanos quieren ciudades seguras.
Cuando uno diseña las calles pensando en los coches como si fueran autopistas, las calles se vacían. Tener más gente en la calle las hace más seguras. Las calles no deben ser solo un modo de ir de un sitio a otro.
¿La criminalidad se reduce?
En los barrios donde la vida en la calle se ha multiplicado ha bajado la criminalidad. La gran urbanista Jane Jacobs decía que no era la policía la que hacía que un barrio fuera seguro sino los ojos vigilantes de la gente que está sentada en los bancos, en los parques, que pasea por la calle.
¿Y los accidentes de tráfico se reducen?
Las intervenciones en Nueva York, desde los carriles bici hasta la ampliación de las aceras, han hecho que la mortalidad por accidente de tráfico haya llegado al nivel más bajo desde hace 100 años.
¿Qué ciudad la sorprende?
Milán, con su programa Piazze Aperte, ha convertido espacios de los coches en lugares donde juegan los niños. París ha creado calles escolares, calles verdes arboladas y ha transformado vías principales como la Rue de Rivoli y la Rive Droite en corredores sin coches llenos de gente que camina o va en bicicleta. En el centro de Londres el número de ciclistas supera ya al de conductores.
¿Peatonalizar las calles es el futuro?
Un 75% del espacio de las calles lo usa un 25% de trafico que es letal. Si viniera un extraterrestre a la Tierra pensaría que lo más importante para nosotros son estas cajas de metal de una tonelada porque son las que más espacio ocupan, y son ruidosos y contaminantes. No tiene sentido.
¿Cómo será la ciudad del futuro?
El futuro va montado en una bici eléctrica. Si conseguimos cambiar las calles de las ciudades cambiaremos el mundo, y se puede hacer rápido y barato.
¿No importa el clima ni la topografía?
Lo que importa es la geografía de la calle, la gente no se siente segura yendo entre los coches. En cuanto construimos el primer carril bici en Nueva York las ventas de bicis subieron un 58%, es una buena política pública.
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