Hay varias maneras para pelar una cebolla sin acabar llorando como una Magdalena. Una de las más comunes y sencillas es remojarla en agua caliente antes de empezar a cortarla, solo durante unos segundos, y luego ya proseguir con total tranquilidad. También se puede mantener bajo el agua fría mientras se corta aunque esta manera es un poco más incómoda, principalmente si queremos picarla, es casi imposible. Otro truco más práctico y no tan conocido es mojar en vinagre el filo del cuchillo con el que trabajaremos y de esta manera no se evita el conflicto pero sí disminuye notablemente. También explican que si se corta muy fina con un cuchillo muy afilado la cosa funciona y no lloras.

Explicavan ayer en la radio otra manera de pelar las cebollas y no llorar. Se trata de encender dos cerillas y cuando están quemando apagarlas y enseguida cuando aún humean un poco ponérsels en la boca entre los dientes y pelar rápidamente la cebolla, aunque diría que hay que ir muy deprisa y procurar no te vea nadie, si no quieres que te tomen por loco.

Pero hay otra solución que aplicaba la Tía Pura, la mujer del onclu Alfonsu en mi pueblo. La tía Pura, antes de cortar la cebolla, cogía una patata, la pelaba y se ponía la piel de la patata de una sola y larga pieza en la cabeza de modo que colgara por delante hasta la altura de su nariz .... y os aseguro que pelaba las cebollas y no dejaba caer ni una lágrima.