EL CRETINISMO POLÍTICO

En los artículos de opinión de la prensa empieza a aparecer cada vez más la expresión cretinismo político, posiblemente porque resulta evidente que los cretinos se están haciendo con el poder en la Tierra ante el regocijo general. Estos personajes desmesurados, falsos y zafios no necesitan utilizar la fuerza, sino que consiguen que muchos ciudadanos les voten, incluso si les insultan o maltratan. O quizás por ello.  La estulticia ha dejado de ser un recurso puntual del político para salir de una situación azarosa, para convertirse en una imagen de marca, que la gente es capaz de reconocer. Uno de los artículos más interesantes sobre este asunto lo ha publicado el profesor Ignacio Sánchez-Cuenca en El País, donde resaltaba que la principal razón del éxito del cretinismo era la crisis de legitimidad que atraviesan los partidos y los medios. Pero no es menos cierto que los influencers y las redes sociales, que en gran parte les han sustituido, puede que sean más divertidos, pero sobre todo son menos fiables. Entiendo que gusten más porque hacen pensar menos o generan el odio que excita más que la tolerancia. Así consiguen reducir de la vida la presencia de las organizaciones tradicionales y de los medios clásicos, dejando el campo libre para el cretinismo político. Lo auténtico es el insulto y la verdad alternativa frente al establishment aburrido y conservador. La estulticia ha dejado de ser un recurso para convertirse en un sello personal, escribe Màrius Carol en la vanguardia. 

Por el planeta transitan cada vez más personajes cuyo atractivo es su incontinencia verbal y, a menudo, factual. Donald Trump mejoraba en las encuestas cuanto más atrabiliario era su comportamiento. Y ahí está formando gobierno con un antivacunas en Sanidad, un terraplanista en Energía, un locutor en el Pentágono o un abusador sexual como fiscal general. El cretinismo ha llegado al poder en el país más poderoso del mundo entre aplausos. 

Al conocer su rotunda victoria, recordé Un final made in Hollywood, de Woody Allen, donde el director de una película tiene una repentina ceguera y rueda las escenas sin ver qué filma, lo que constituye un éxito de crítica. Como dice su productora: “Y qué que estés ciego, ¿pero tú no has visto las películas que se hacen ahora?”. Pues como la política que veremos en Washington ante la ceguera general. Y un aviso de lo que nos espera en Europa que ya se está empezando a mostrar en algunos países, díganle Cretinismo, díganle Idiocracia.

¿POR QUÉ NOS CUESTA TANTO DIALOGAR

En un mundo donde la comunicación es clave para el entendimiento y la convivencia, el diálogo parece ser cada vez más esquivo. ¿Por qué nos cuesta tanto dialogar? Esta pregunta resuena en muchos ámbitos, desde las relaciones personales hasta los grandes debates políticos y sociales.  Uno de los pilares del diálogo es la escucha activa. Escuchar no significa simplemente oír las palabras de la otra persona, sino entender y empatizar con su punto de vista. Sin embargo, en una sociedad acelerada y saturada de información, muchas veces estamos más concentrados en preparar nuestra respuesta que en realmente escuchar. Esto genera malentendidos y frustra el intercambio de ideas. No todos hemos sido educados en habilidades comunicativas efectivas. La capacidad de expresar nuestras ideas de manera clara y respetuosa, así como la habilidad de negociar y encontrar puntos en común, son habilidades que se desarrollan con práctica y aprendizaje. Sin estas herramientas, el diálogo puede convertirse rápidamente en un intercambio de monólogos sin conexión. La polarización política y social también juega un papel importante. 

Cuando nos alineamos fuertemente con un grupo ideológico, tendemos a ver el mundo en términos de "nosotros contra ellos". Esta visión binaria dificulta la apertura hacia el otro y cierra la puerta al diálogo, ya que cualquier opinión contraria se percibe como una amenaza. El miedo al conflicto, la inseguridad y otras emociones negativas pueden impedirnos dialogar. Tememos ser juzgados, incomprendidos o rechazados. Estas emociones, muchas veces inconscientes, nos frenan y nos hacen evitar conversaciones difíciles pero necesarias. 

Dialogar es una habilidad esencial para construir puentes y resolver conflictos. Requiere paciencia, humildad, y disposición para escuchar y entender al otro. Aunque nos cueste, el esfuerzo de mejorar nuestras habilidades comunicativas y superar nuestras barreras personales vale la pena. Un mundo donde el diálogo fluya libremente es un mundo más comprensivo y conectado. 

Podrían tomar nota nuestros políticos, incapaces de tener la mínima empatía y dialogar con sus contrarios, que no enemigos.

LA MASKIROVKA DE DOLORS

Dolors Montserrat salió de la sala de audiciones del Parlamento Europeo exclamando: “¡La hemos tumbado!”, “¡la hemos tumbado!”. Algunos periodistas tomaron nota. La tenaz eurodiputada del Partido Popular se refería a Teresa Ribera, candidata a ocupar la principal vicepresidencia de la futura Comisión Europea. La semana que viene sabremos si la euforia de la más vehemente guerrillera del PP español en el Parlamento Europeo estaba debidamente conectada con la realidad. Todo dependerá de la firmeza que muestre en los próximos días la presidenta Ursula von der Leyen en defensa de su futuro gobierno. La nueva Comisión, sometida al voto del Parlamento Europeo, lleva su sello. Von der Leyen se juega su autoridad política en este episodio. Y la autoridad política de la presidencia de la Comisión Europea no es poca cosa en las actuales coordenadas del mundo. El próximo mes de enero, Donald Trump tomará posesión como nuevo presidente de los Estados Unidos, y en febrero se celebrarán elecciones federales anticipadas en Alemania. La semana pasada Von der Leyen salió en defensa de Ribera tras las primeras acometidas del PP español, en busca de un chivo expiatorio socialista que compense el descrédito de Carlos Mazón en la Comunidad Valenciana por la mala gestión de la riada del 29 de octubre. La onda que llega en estos momentos de Bruselas es que va a haber un acuerdo, con o sin el PP español. Lean la crónica que Anna Buj, corresponsal en la capital europea, publica hoy en La Vanguardia.

“¡La hemos tumbado!”, exclamaba hace una semana Dolors Montserrat en los pasillos del Parlamento Europeo. Quizá no fue tan ingenua. La semana pasada, el PP quería mover el foco del debate doméstico español. Después de la multitudinaria manifestación de València en protesta por la mala gestión de la riada, necesitaba fomentar la idea de que ha habido dos culpables: Mazón y Ribera, sobre todo Ribera. En términos militares se trataba de una maniobra de distracción para reducir la presión negativa sobre el PP, que empieza a ser perceptible en las encuestas. Abrir otro frente para restar presión. Confundir para salvar una situación adversa. En la tradición militar rusa esa táctica se conoce como maskirovka, mascarada. La maskirovka de Alberto Núñez Feijóo, Esteban González Pons y Dolors Montserrat puede acabar la semana que viene con 22 eurodiputados del PP español votando en contra de los 14 comisarios del PPE propuestos por  Von der Leyen  

ESTAMOS AL BORDE DE UNA GUERRA A GRAN ESCALA

John A.Powell, el experto en justicia social y racial del Othering and Belonging Institute de la Universidad de Berkeley (California) considera muy peligrosa la nueva era de Trump y el auge de los autoritarismos en el mundo. - Gina Tosas, en la vanguardia.

El segundo mandato de Donald Trump amenaza los derechos humanos, pero incluso los momentos más oscuros “son una oportunidad para luchar por una sociedad donde cada uno pertenezca, importe”. Así lo interpreta john a. powell (Detroit, 1947), experto en justicia social y racial y director del Othering and Belonging Institute de la Universidad de Berkeley, California – empezó a escribir su nombre en minúsculas tras descubrir que su origen era de un esclavista. Su obra, un referente del Black Lives Matter, analiza el concepto de alteridad (othering) como el proceso de crear una división entre nosotros y los otros. 

“Consiste en no tratar a alguien con la humanidad y la dignidad necesarias, en no tratarlo como a un igual. Lo puedes ignorar o ver como una amenaza, e intentar contenerlo, expulsarlo de tu país o, en un caso extremo, matarlo", explicó a La Vanguardia desde Barcelona, donde participó en las jornadas de The Nonviolence Factory, del Institut Novact.

¿Diría usted que Trump emplea narrativas de alteridad?

No solo eso. Trump ha utilizado al otro como arma. Ha llevado el asunto a otro nivel. Trump impuso el veto a los musulmanes y empleó todo el poder del Estado para decir: ‘No perteneces, eres el otro’. Y ahora dice que va a deportar a 11 millones de personas. Ese es un proceso extremo de otredad en el que el Estado perseguirá a las personas.

¿Cuál es la estrategia detrás del uso de la retórica racista por parte de Trump?

La mayoría de las veces, cuando nos involucramos en la alteridad, lo hacemos porque queremos pertenecer. Durante los debates presidenciales, cuando le preguntaban a Trump qué va a hacer para solucionar la falta de cuidado infantil para las madres, la respuesta era: la culpa es de los inmigrantes. Si la gente no puede comprar una casa en EE.UU. porque la vivienda es demasiada cara, eran los inmigrantes. Todos los problemas eran culpa de los inmigrantes. No importa que no sea verdad. Está avivando el miedo. Lo que se vende a la gente es que si quieren pertenecer deben deshacerse de los tipos ilegales, como José Padilla, por decir un nombre. Trump no se interesa en conocer al tal Padilla, cómo es su familia, en qué trabaja… No, les dice, ‘es diferente a nosotros, nos está haciendo daño’.

¿Cree que los derechos humanos y la igualdad estarán más amenazados durante el segundo mandato de Trump?

Sí. Pero también es el momento de ir más allá. En los años 50 y 60, el movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos experimentó una verdadera aceleración. Para muchos estadounidenses, ese es uno de los momentos de mayor orgullo. ¿Qué más estaba sucediendo entonces en el país? 

¿El Macartismo?

Joseph McCarthy, un hombre muy poderoso, trató de reducir los derechos humanos. Ordenó arrestos, el FBI seguía a la gente, algunas personas fueron asesinadas. Llamaba antiamericanos a quienes habían nacido en Estados Unidos pero no pensaban como él consideraba que debían pensar… Hoy tenemos muchos más recursos que entonces. Hemos aprendido del legado de Rosa Parks y el Dr. King. Tenemos que resistir cualquier esfuerzo de recortar derechos y, va a ser difícil, no siempre ganaremos. Pero debemos movernos hacia un mundo donde cada persona importe. Y puede ser que el origen de ello no sea Estados Unidos. Que sea otro país, ¿España quizá? Pero tiene que llegar.

A Trump le apoyan figuras como Elon Musk, David Duke y gente como los Proud Boys. ¿Diría que son “emprendedores del conflicto”, según el término que usted emplea?

Sí. Se alimentan del conflicto. Les gusta avivarlo y se benefician de él. A veces incluso castigan a las personas que intentan tender puentes. Porque si pueden mantener el conflicto agudizado, pueden ganar dinero con él. Trump ha sido muy hábil en eso. Es una manipulación estratégica. Y la mayoría de las personas no se da cuenta que es manipulada. Trump puede decir cosas en las que no cree o que no tienen ningún sentido, pero sabe que van a enfurecer a la multitud. Es como tirarle carne roja a un perro. Hay que despertar las emociones porque Trump es muy bueno jugando con ellas. Trata de que la gente se apasione por algo para que lo siga como líder.

¿Es peligroso para la sociedad estadounidense?

Es extremadamente peligroso. Los fundadores de Estados Unidos intentaron crear un sistema en el que un demagogo nunca pudiera hacerse con el control del país. Esa era la idea de los “controles y contrapesos” (checks and balances): crear tres ramas de gobierno separadas para que nadie se hiciera con ellas a la vez. Pero Trump lo ha hecho: tiene la presidencia, el Congreso y los tribunales. ¿Dónde están los controles? Y ahora además dice: 'No se limiten a jurar lealtad a la Constitución, quiero que me sean leales a mí, independientemente de lo que haga'. Y quiere el tipo de generales que tenía Hitler, gente que no tenga conciencia moral, para que obedezca órdenes horribles. Ha demostrado su propensión a hacerlo, dice que va a perseguir a las personas que lo enojaron. 

El ascenso de líderes autoritarios de derecha es una tendencia global. ¿Cuáles pueden ser las consecuencias?

Es difícil predecir lo que va a pasar. Hay muchas contingencias a tener en cuenta. Son malas noticias y no deberíamos endulzarlas. Debemos hacerles frente. Tal vez, por primera vez en la historia reciente, la mayoría del mundo vivirá bajo líderes autoritarios, incluso más que cuando Hitler llegó al poder. Entonces, estaban Hitler, Mussolini, Japón, tal vez uno o dos países más. Pero ahora estamos hablando de Estados Unidos, podríamos incluir también a la India, China, Rusia, Turquía... la lista continúa. Argentina entra y sale, Brasil entra y sale. Es algo que era inimaginable hace 30 años, cuando parecía que la democracia se estaba expandiendo y que había algunos casos atípicos, como China y tal vez Rusia.

¿Podría esto llevar a una mayor desigualdad económica en prejuicio de las minorías?

Hay muchos escenarios a estudiar, este es posiblemente uno de ellos. Porque hay barreras estructurales, psicológicas, culturales, y si no somos proactivos, esas barreras incluso crecerán. Y las cosas empeorarán. La guerra está realmente en el horizonte. Y no me refiero a una escaramuza, me refiero a una guerra a gran escala. En algún momento, vas demasiado lejos, cometes un error, otras personas lo toman en serio, aunque tú no lo hagas, y desatas algo que luego no puedes controlar. Existen peligros reales, pero creo que también hay oportunidades. 

¿Cómo cuáles?

Si la lucha es entre quienes creen que las únicas personas que importan son las que se parecen a mí y los que dicen, no, todo el mundo importa. Tengamos esta discusión. Incluso en las condiciones actuales, en las que estamos amenazados por la crisis climática, por los problemas migratorios, por el retroceso de los derechos humanos… Incluso en este entorno es realmente cuando debemos insistir en la pertenencia para todos, sin que haya alteridad.

¿Cómo explica usted que más votantes hispanos hayan apoyado a Trump esta vez, a pesar de sus promesas xenófobas?

En las elecciones estadounidenses la gente suele movilizarse en torno a uno o dos temas y se olvida de todo lo demás. A menudo, es un tema reciente. La mayoría de los hispanos son católicos. Y, aunque algunas personas están comprensiblemente muy molestas por el aborto, otras lo celebran. Si le preocupa y cree que no debería haber abortos, Trump es su héroe. Si cree que las mujeres no deberían tener elección, Trump es su héroe. Ha entregado a un segmento de la comunidad hispana algo que es realmente importante para ella.  

EL SECUESTRO DE EUROPA

Es probable que Luis García Berlanga le hubiera sacado punta a la intervención llena de insultos y a toda voz, en español, de la eurodiputada del PP Dolors Montserrat durante el examen para ratificar a Teresa Ribera como vicepresidenta de la Comisión, que tuvo lugar la semana pasada en el Parlamento Europeo. O, teniendo en cuenta la gravedad del momento, quizás hubiera sido el genio del expresionismo alemán, F.W.Murnau, el que se hubiera inspirado ante las maniobras del PP para boicotear a Ribera, que han puesto en jaque a toda la Comisión en el momento menos oportuno. Decidan ustedes quién encarnaría a Nosferatu, escribe Mar Jiménez en la vanguardia.

Bromas cinéfilas aparte, lo que está haciendo el PP en Bruselas con la complicidad de los ultras es de extrema gravedad. “Desgraciado”, “vergonzoso”, “programa de mierda”, “show de trolls”. Son, cito literalmente, algunos de los atributos con los que en los círculos europeos se describió la ofensiva de la derecha y ultraderecha contra Ribera durante su examen en el Parlamento Europeo. Guiados por intereses personales y partidistas, los populares han secuestrado las instituciones comunitarias. Y no solo están haciendo tambalear el bloque europeísta sobre el que se construyó el proyecto comunitario, sino que están bloqueando la ratificación de la nueva Comisión, debilitando con ello la presidencia de Ursula von der Leyen.

Lo que está haciendo el PP en Bruselas con la complicidad de los ultras es de extrema gravedad

Europa afronta el momento más delicado desde su fundación. El malestar social no para de crecer, las guerras rodean al continente y cada nuevo nombramiento de Trump hace realidad los augurios más pesimistas. Por todo esto, el nuevo Gobierno comunitario debería empezar a andar lo antes posible para abordar la crisis del coste de la vida, los desafíos asociados al cambio climático y la imperiosa necesidad de reforzar la autonomía estratégica. Sin embargo, el PP ha preferido lanzar una ofensiva ignominiosa contra Ribera y de forma indirecta contra Von der Leyen para tapar la incompetencia de Mazón, paralizando Europa en un momento crítico. En vez de asumir responsabilidades, han tomado un camino peligroso de final incierto. 

Esta ofensiva sin sentido no solo puede hacer descarrilar el Gobierno europeo, sino que alimentará aún más la ola antipolítica. Que, por supuesto, también se llevará a los de Feijóo por delante. Murnau estaría encantado.

RUSIA CONTRA LA APOLOGIA DE LA VIDA SIN HIJOS

El gran Enrique Vila-Matas podría tener problemas legales si viajara a Rusia. Uno de los auto­res barceloneses traducidos a más lenguas tiene un libro que infringe una ley que la Duma aprobó el pasado martes. Afortunadamente, el título en cuestión no está (aún) traducido al ruso. Son cuatro las obras de Vila-Matas publicadas en ruso: Bartleby y compañía (2000) y Extraña forma de vida (1997) en la editorial Inostranka, y Dublinesca (2010) y Mac y su contratiempo (2017) en Eskmo, esta última novela traducida por Aleksandr Sergeevich Bogdanovski el año pasado, ya con la guerra de Ucrania en marcha. En cambio, su celebrado libro de cuentos Hijos sin hijos (1993) solo está traducido al francés (Enfants sans enfants , en Christian Bourgois) y al portugués ( Filhos sem fi­lhos , en Assírio & Alvim), escribe Màrius Serra su artículo de hoy lunes en la vanguardia.

Algunos de mis mejores amigos militan, desde hace años y ahora ya de una manera casi irremediable, en la confraternidad de los seres humanos que deciden conscientemente no reproducirse, vivan o no en pareja, y que lo reivindican como una forma de vida nada extraña. Justamente es este aspecto gozoso de los personajes vila-matianos que pululan por su libro menos reproductivo lo que ahora podría traerle problemas con la justicia rusa, ya que la Duma ha aprobado una ley que prohíbe la apología de la vida sin hijos. La Duma aprobó este martes una ley que prohíbe la apología de la vida sin hijos. Es una reacción a la flagrante caída de la natalidad (un 3,4%) en el país de Putin, donde hoy viven 4 millones menos de rusos que en 1991, con una tasa de fecundidad de las mujeres en edad reproductiva que no alcanza el 1,4. Esta profunda crisis demográfica se suma a la situación de guerra y al marco ideológico poscomunista para prohibir, no solo cualquier expresión del movimiento LGTBIQ+, sino también la promoción de la vida de soltero o de las parejas hetero sin hijos. Todas las personas que defiendan a los hijos sin hijos, como los personajes de Vila-Matas, serán multadas con sanciones de 400.000 rublos (4.000 euros), el doble si son funcionarios del Estado y hasta cinco millones (47.000 euros) si son instituciones o empresas. Se acabó ir a adoptar niños rusos. ¡Que no volvamos a enviar niños a Rusia como en 1937!

LA ERA DE LA DESINFORMACIÓN

La desinformación, comúnmente asociada con las fake news, ha trascendido su rol desestabilizador en el ámbito electoral para convertirse en un componente decisivo en las relaciones internacionales, afectando especialmente al desarrollo de grandes conflictos armados como de los que hoy somos testigos en Ucrania y Gaza. Estas guerras, que ya han acabado con la vida de decenas de miles de civiles, son ahora también escenarios de una guerra informativa que impacta y modifica la percepción y las respuestas políticas a nivel global. El último análisis empírico desarrollado por la Fundación Alternativas pone de relieve que, lejos de responder a un grupo reducido, la desinformación es ejercida por una amplia variedad de actores. Gobiernos o centros de poder, pero también individuos particulares compiten por dominar el espacio cognitivo en los conflictos, mediante el uso de herramientas tanto tradicionales como innovadoras proporcionadas por las nuevas tecnologías. La inteligencia artificial, por ejemplo, ha supuesto un antes y un después a este respecto.

Este interés por influir en la percepción pública es una faceta crucial y a menudo subestimada de los conflictos contemporáneos, donde la verdad se convierte en una víctima más de las luchas de poder. El informe Desinformación y censura en conflictos internacionales. Los casos de Ucrania y Gaza destaca la importancia de este fenómeno y confirma, además, que va mucho más allá de las redes sociales o de las manipulaciones impulsadas exclusivamente por regímenes autoritarios y populistas.

La manipulación informativa es una herramienta utilizada tanto por democracias como por autocracias. Aunque está asociada al interés de interferir en los procesos electorales, su alcance se extiende a la censura, autocensura, propaganda de guerra, ciberguerra y la manipulación digital, y tiene graves repercusiones en la política internacional. Es por ello que, desde 2018, la Comisión Europea ha emprendido una serie de iniciativas y ha elaborado varios documentos específicos para abordar el problema. Con este objetivo, precisamente, publicó el primer Informe del grupo independiente de alto nivel sobre fake news y desinformación en línea en el que se intentaron definir y cuantificar las desinformaciones desde un prisma internacional, además de estudiar las posibles estrategias legales y contramedidas para combatirlas. 

En 2018 se publicó el primer 'Informe del grupo independiente de alto nivel sobre 'fake news' y desinformación en línea'. Tras este documento llegaron el resto de medidas. Así, en abril 2018, la Comisión hizo un comunicado sobre La Lucha contra la desinformación en línea, en octubre de ese mismo año elaboró el código europeo de prácticas en desinformación y, en diciembre de 2020, aprobó un plan de acción contra la desinformación y otro como garante de la democracia. En 2022, estas declaraciones se aterrizarían a nivel normativo con la Ley de Servicios Digitales (DSA), la Ley de Mercados Digitales (DMA) y la Ley Europea de Libertad de los Medios de Comunicación. Entre otras cosas, se logró que plataformas digitales como Facebook, Google, Mozilla o Twitter se comprometieran a fomentar la transparencia en la propaganda política y cerrar cuentas falsas. Además, estos reglamentos aspiran a salvaguardar las decisiones editoriales de las injerencias políticas y a poner fin a las presiones a los propios periodistas. En este contexto, la independencia y la financiación estable pasan a constituir dos factores clave en la edificación de esa especie de muro de contención contra la manipulación de la opinión pública.

En su análisis sobre la influencia de la desinformación en los conflictos, el estudio de la Fundación Alternativas habla del concepto guerras híbridas. Se trata de una nueva modalidad que supone una evolución en el panorama de los conflictos actuales, "posicionándose en el cruce entre la guerra especial y la guerra convencional". Este tipo de enfrentamientos, señala la periodista e investigadora Rocío Sánchez del Vas, combina la letalidad de las guerras estatales con el fervor y la extensión de la guerra irregular, fusionando elementos militares con tácticas como la propaganda y los ataques maliciosos contra los sistemas de información y comunicación. Lo verdaderamente dañino de este nuevo escenario es que estas acciones son, muchas veces, más difíciles de detectar y contrarrestar que los sistemas de armas tradicionales.

Aunque las guerras híbridas no son un fenómeno nuevo, su actualidad radica en el desarrollo tecnológico que permite influir no solo a través de los medios de comunicación tradicionales, sino también mediante Internet y las redes sociales. Hoy en día, podría decirse que la propaganda tradicional, definida como el arte de manipular opiniones y comportamientos, ha sido casi eclipsada por la mera desinformación, que directamente se centra en la creación y difusión deliberada de contenido falso.

Este fenómeno ha quedado retratado con crudeza en la invasión rusa de Ucrania y el genocidio en Gaza. La experta Milosevich-Juaristi, citada en el estudio, ha apuntado varias vías utilizadas por Rusia para justificar su declaración de guerra. En primer lugar, se encuentra la "desinformación doméstica", dirigida a los ciudadanos rusos, destacando mensajes que sugieren una amenaza occidental, especialmente desde la Unión Europea, Estados Unidos y la OTAN, así como la caracterización de Ucrania como un estado "fascista", justificando la invasión y el apoyo a los rebeldes en Donbás.

El segundo tipo de desinformación se dirigiría a toda la comunidad de ciudadanos que residen en el espacio postsoviético, justificando la anexión de Crimea y la guerra en Donbás como una protección a los rusos amenazados por el "gobierno fascista de Kiev", mientras se culpa a Occidente de provocar una "guerra civil" en Ucrania. 

El tercer tipo, la "desinformación alternativa", se enfoca en las sociedades occidentales, transmitiendo mensajes sobre la disfuncionalidad de sus sistemas políticos, económicos y sociales, con el objetivo de suavizar o cancelar las sanciones impuestas a Rusia. con informacion de Público y france.24.com

Preguntado a Copilot: Podrías explicar por qué en los medios apenas se habla de la guerra en Gaza o Ucrania. Gracias. La nueva herramienta de Microsoft responde:

  • Claro, puedo intentar explicarlo. Hay varias razones por las que los medios de comunicación pueden no cubrir tanto los conflictos en Gaza o Ucrania:
  • Desinformación y censura: En muchos casos, la información sobre estos conflictos puede estar sujeta a censura o manipulación por parte de gobiernos y actores involucrados. Esto puede limitar la cantidad de información disponible para los medios.
  • Prioridades y recursos: Los medios de comunicación tienen recursos limitados y deben priorizar qué historias cubrir. A veces, otros eventos mundiales pueden tomar precedencia, especialmente si son más accesibles o tienen un impacto más inmediato en su audiencia.
  • Seguridad de los periodistas: En zonas de conflicto, la seguridad de los periodistas es una preocupación importante. Muchos periodistas han sido atacados o asesinados mientras cubrían estos conflictos, lo que puede disuadir a los medios de enviar reporteros a esas áreas.
  • Fatiga informativa: Los conflictos prolongados pueden llevar a una "fatiga informativa" donde el público y los medios de comunicación se vuelven menos receptivos a noticias sobre estos temas debido a la duración y repetición de la cobertura.
  • Narrativas y perspectivas: La forma en que se presenta la información también puede influir. Los medios pueden enfocarse en ciertas narrativas que se alinean con sus propios intereses o con las de sus audiencias.

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