El relativamente honorable Conseller de Interior Felip Puig se ha empeñado en ser noticia día si y día también, aunque sea a base de marear a los conductores con los 30, 80, 120 o ahora 130 kilómetros por hora que propone que se pueda autorizar a circular a los vehículos por las autopistas. Al RACE (Real Automóvil Club de España) le parece bien la medida y en cambio el RACC dice que no, así como el Gobierno español. Cabe decir que tanto unos como otros saben que la gente circula por la autopista entre 130/140 kilómetros por hora, salvo los conductores peligrosos que circulan a 100 kilómetros hora y por el carril del medio.

En Alemania en la mayoría de autopistas no hay limitada la velocidad, pero claro, es que los conductores son alemanes, pero si aquí cuando la velocidad máxima permitida es 120 por hora se va a 140 o más, si se autoriza a ir a 130 el personal irá a 150 o más, y ya no digo nada de si se sacaba el límite de velocidad como en Alemania. De hecho, estas normativas, no dejan de ser intromisiones del Estado en la cosa privada de los ciudadanos, pues la mayoría conduce como debe ser, hay algún alocado aspirante a Fittipaldi, y bastantes de los que circulan por el carril del medio a 90 o 100 por hora, que son los que se deberían perseguir y multar como es debido.

Pero estos no le interesan a la Administración, aquí de lo que se trata es de recaudar como sea y cuanto más mejor. Los seis puntos que me faltan del carnet de conducir son de dos multas por ir sin el cinturón de seguridad puesto, y ambas en zonas urbanas (Manlleu y Sant Celoni), y lo que me pregunto es si el Estado tiene algún derecho legal lúcido y lógico a obligarme a poner el cinturón de seguridad en mi coche, pues el llevarlo puesto o no, me afecta sólo a mí, no al resto de conductores. Yo os diré cuál es la única razón, la ignoràcia y desconocimiento congénitos de la Administración, y el afán recaudatorio. Si alguien piensa que velan por nuestra propia seguridad que se lo haga mirar, les importa un bledo.