Es viernes 8 de agosto de 2015. No sé porque escribo este comentario en el blog. Hace días que no recibo apenas comentarios, de hecho, ayer y hoy ya no he recibido ninguno. Sin embargo, continuaré narrando la sucesión de los hechos hasta donde sé.
Los hospitales de... campaña instalados en los campos de fútbol de la ciudad están saturados, y ya ni siquiera se pueden enterrar los muertos, que los queman apilados como si fueran escombros. Se han habilitado otros descampados para acoger peovisionalmente a los infectados. No sé si son ciertas las cifras que dan por la radio o televisión (las pocas que emiten), diría que para no alarmar aún más a la población, pero la cifra de bajas que dan me parece que no se ajusta a la realidad, y diría que son muchas más, por lo menos en Sabadell.
Por la calle no corre nadie, de vez en cuando pasa algún coche o algún peatón al que tanto le debe importar todo, y debe pensar que cuando más a pronto termine todo mejor para él.
Hace ya días que ni siquiera se oye ninguna ambulancia, y en casa estamos acabando la comida y el agua. Tampoco sé por cuanto tiempo tendremos agua corriente y luz, así como internet. La luz se va con frecuencia, pero de momento al rato vuelve.
No estoy asustado, la sensación más bien es de resignación. Todo se ha derrumbado y la epidemia del virus filoviral, con precisión militar ha hecho su tarea de aniquilamiento. De hecho, en casa no sabemos que hacer, cuando se nos acabe la comida tendremos que salir a buscar y no se si encontraremos, está todo arrasado por la gente previsora que cargó de comida y bebida cuando aún se estaba a tiempo.
Los hospitales de... campaña instalados en los campos de fútbol de la ciudad están saturados, y ya ni siquiera se pueden enterrar los muertos, que los queman apilados como si fueran escombros. Se han habilitado otros descampados para acoger peovisionalmente a los infectados. No sé si son ciertas las cifras que dan por la radio o televisión (las pocas que emiten), diría que para no alarmar aún más a la población, pero la cifra de bajas que dan me parece que no se ajusta a la realidad, y diría que son muchas más, por lo menos en Sabadell.
Por la calle no corre nadie, de vez en cuando pasa algún coche o algún peatón al que tanto le debe importar todo, y debe pensar que cuando más a pronto termine todo mejor para él.
Hace ya días que ni siquiera se oye ninguna ambulancia, y en casa estamos acabando la comida y el agua. Tampoco sé por cuanto tiempo tendremos agua corriente y luz, así como internet. La luz se va con frecuencia, pero de momento al rato vuelve.
No estoy asustado, la sensación más bien es de resignación. Todo se ha derrumbado y la epidemia del virus filoviral, con precisión militar ha hecho su tarea de aniquilamiento. De hecho, en casa no sabemos que hacer, cuando se nos acabe la comida tendremos que salir a buscar y no se si encontraremos, está todo arrasado por la gente previsora que cargó de comida y bebida cuando aún se estaba a tiempo.
Salir de casa, es un grave riesgo de contaminarse, pero de aquí a tres o cuatro días no tendremos más remedio que hacerlo. Morir por morir, que más da, y quizás lo más pronto posible sea lo mejor, seguir, con el panorama que hay no tiene ningún sentido.
Este es, a menos que cambie la situación, mi último escrito, un escrito que ni siquiera sé si alguien lo leerá, pero quedará menos como testigo de los hechos, junto con los anteriores, de cómo la epidemia de ébola se ha llevado por delante toda una civilización. Ya decía el Conseller que no nos preocupáramos, que todo estaba controlado, tan controlado que él fue de los primeros de caer, al pie del cañón, eso si.
Suerte para los que quedeis para explicarlo, yo no creo que pueda hacerlo.
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