Hace 180 años un pedagogo suizo inventó una nueva forma de explicar historias mezclando texto e imagen. Goethe fue uno de los primeros lectores de aquellos libros y los llamó “novelas caricaturescas”. No andaba desencaminado el autor de Fausto, hoy los llamaríamos “novelas gráficas”. Las obras de Töpffer están protagonizadas por personajes de rasgos caricaturescos, dibujados con un trazo rápido y de gran viveza. No es raro que el mismo Goethe, en una carta de 1831, se asombrara ante la perturbadora “ilusión de realidad” de esos dibujos. Töpffer es un clásico no ya de la historia del cómic sino de la historia del arte. El británico E.H. Gombrich lo reivindicó en su libro Arte e ilusión (1960), y a partir de ahí el interés por sus trabajos se multiplicó. Ante sus páginas resulta inevitable preguntarse: ¿fue éste el primer autor de cómics de la historia? Durante décadas se ha discutido sobre la paternidad del cómic, aunque cada vez hay más consenso en torno a la figura de Rodolphe Töpffer (1799-1846). Especialistas como Thierry Groensteen, Benoît Peeters o David Kunzle lo consideran el “padre” de la historieta, el “inventor” del cómic. Este último es, precisamente, quien firma el prólogo a esta deliciosa edición bilingüe (francés - español) titulada Monsieur Crépin. Monsieur Pencil (El Nadir, 2012). Resultaba injustificable no disponer de las obras de Töppfer en nuestro país. Por suerte, esa laguna se cubre parcialmente con este libro que recopila dos incisivas sátiras contra la burocracia, las pretensiones de la ciencia, la política y las nuevas formas de pedagogía. Sería un error pensar que Töpffer es un clásico difícil o lejano. Todo lo contrario: estas dos historias mantienen la frescura y el humor con las que fueron concebidas. Su lectura es ante todo un placer.


Quedan otras obras por publicar (como Monsieur Cryptogame o la magnífica Histoire d'Albert), así como un ensayo (el primero) dedicado a ese nuevo medio que él llamó “historias en estampas”. Pero no podemos hacer otra cosa que celebrar esta iniciativa editorial y desear que de ahora en adelante Töpffer siga vivo en nuestras librerías. Más clásicos de las viñetas No es habitual que en un mismo año se publiquen más libros sobre los pioneros de la historieta. Por eso vale la pena recordar la reciente edición de Max y Moritz. Una historieta en siete travesuras (Impedimenta, 2012), del alemán Wilhelm Busch. La influencia de estos dos traviesos personajes nacidos en 1865 alcanza desde los periódicos de Hearst, en Estados Unidos, hasta los Zipi y Zape de la editorial Bruguera. La segunda novedad es una soberbia novela en imágenes titulada La ciudad (Nórdica Libros, 2012). Su autor es el belga Frans Masereel y se publicó originalmente en 1925. Es una obra expresionista y angustiosa, realizada con la técnica del grabado sobre madera, que podemos situar al lado de los dibujos de Kirchner o del cine de Wiene, Murnau o Lang. El novelista Thomas Mann admiraba Masereel y la novela gráfica de hoy le debe mucho.