SIN LICENCIA PARA INVENTAR


Hace cuatro años, concretamente en agosto del año 2015, dos mujeres fueron asesinadas en Cuenca y sus cuerpos fueron encontrados varios días después de su desaparición. Su asesino fue encontrado en Rumanía, se llamaba Sergio Morate y fue condenado a 48 años de prisión el año 2017.
El caso se volvió mediático por la crueldad del asesino, fue entonces cuando el diario El Mundo publicó una entrevista titulada: "Habla la primera mujer a la que torturó al asesino de Cuenca". ¿Su autor? El periodista Javier Negre.
En la supuesta entrevista, publicada el domingo 21 de febrero de 2016, Negre relataba cada detalle de la supuesta entrevistada y de su domicilio: "Huele a olla en la tercera planta de un céntrico edificio de Cuenca. Es hora de comer. Un hombre con gabardina aparece en el pasillo con dos bolsas del Mercadona ... ".
Tras detallar el encuentro con la joven, Negre aseguró que acordó una entrevista con ella con la condición de guardar en secreto su identidad. Durante la pieza, se puede leer que la mujer fue encerrada, vejada y fotografiada desnuda por el asesino. 
"Llegué a temer por mi vida", aseguraba supuestamente.

Tres años después, la Justicia ha condenado a Javier Negre y El Mundo a publicar una rectificación, ya que esta entrevista era falsa y estaba firmada por Javier Negre. Se inventó respuestas a preguntas que no se hicieron o algo por el estilo. Ahora, una sentencia firme de la que se desconoce su texto completo obliga al diario a publicar la rectificación.
No es ni el primero ni el último caso de manipulación de periodistas inventando o manipulando noticias, creer que eso es cosa de Eduardo Inda és un error. Lean esta historia del reportero de The New Yorker Jonah Lehrer.


REPORTEROS SIN LICENCIA PARA INVENTAR

“Me encuentro a mí mismo escribiendo una canción, un largo vomitado verbal… Es difícil de describir… Es como un sentimiento de que debes decir algo… No sé de dónde vienen las canciones… Es como si un fantasma escribiera la canción.”
Se podía leer en el primer capítulo de Imagine: How creativity works (2012), un superventas del reportero de éxito de The New Yorker Jonah Lehrer, esta sorprendentemente reveladora cita que atribuye al architaciturno y escurridizo Bob Dylan. Uno de los lectores de los 200.000 ejemplares vendidos del libro de Lehrer fue Michael C. Moynihan. A este periodista de la revista digital Tablet la cita le resultó sospechosa, de modo que se puso a releer el libro de Lehrer, esta vez con lupa. Descubrió que estaba trufado de toda clase de falsedades y citas inventadas, como ésta de Dylan.
Tras la publicación en Tablet de un artículo de Moyniham denunciando a Lehrer, éste no tuvo más remedio que declararse culpable y profundamente arrepentido por haber mentido. El prestigioso equipo de The New Yorker que se dedica a la corrección de datos se lanzó, su orgullo herido, a repasar todos los escritos de este mentiroso confeso. Lo que destaparon fue desalentador: Lehrer llevaba tiempo publicando, sobre todo en el blog de la revista, refritos de viejos artículos suyos que ya habían aparecido en otras revistas, amén de toda una serie de inaceptables irregularidades periodísticas.
Total, a sus 31 años, Lehrer tuvo que dimitir de su puesto de redactor de plantilla de The New Yorker e Imagine: How creativity works fue retirado de circulación. A modo de nota de despedida, escribió lo siguiente: “Las citas en cuestión no existían, eran errores de cita intencionales o representaban combinaciones impropias de citas que ya existían previamente…[ ] Eran una mentira, pronunciada en un momento de pánico”.
¿Es un caso aislado éste de Lehrer? De ninguna manera. Sin ir más lejos, está el de Jayson Blair, que levantó una considerable polvareda allá por el 2003. Este joven reportero estrella de The New York Times -sólo tenía 27 años cuando le pillaron-, confesó que se inventaba en sus reportajes, como práctica habitual, fuentes y citas. Incluso firmaba crónicas desde lugares que nunca había pisado. El rotativo lo despidió y destacó en su primera plana el escandaloso fraude del que había sido víctima.
Mucho antes, en 1980, Janet Cooke, una periodista de 26 años, publicó en el Post La historia de Jimmy, un reportaje realmente desgarrador sobre un niño de ocho años adicto a la heroína, que le mereció el premio Pulitzer. Pero pronto se descubrió no sólo que la historia del niño era pura invención, sino que la premiada periodista había tuneado su currículum vítae. Cooke, caída en desgracia, devolvió el premio y dejó el Post.
Como dijo Lehrer que dijo Dylan: “Es como un sentimiento de que debes decir algo…”. Pues ahora, con las redes sociales echando humo, puede decirse que ya son legión los que comparten este sentimiento, por muy falsa que sea la cita. - Reporteros sin licencia para inventar - JOHN WILLIAM WILKINSON

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