Cuando la Generalitat de Bongonia dice que estudia eliminar las pistas de fútbol de las escuelas para que dejen de ser machistas, es que quizá piensen que el fútbol no es un deporte de mujeres. En otro acto de inoportunidad la noticia se supo esta semana, casi al mismo momento en que en París se le entregaba el Balón de Oro a Alexia Putellas, que es todo un símbolo de que el fútbol femenino no sólo es socialmente valorado, sino que ha conseguido que cada más niñas pidan la camiseta de Alexia Putellas en lugar de la de Ansu Fati en la tienda del Barça, y que la gente llene el estadio Johan Cruijff para verlas jugar.

Nuestros infatigables y sesudos funcionarios señalan que los excluidos del fútbol se pasan la hora del patio en actitudes estáticas, apartados como apestados, y resultan perjudicados, lo que significa que nuestros sesudos funcionarios o no han estado nunca en un patio de escuela o no se acuerdan. Al parecer, el recreo de los niños en Cataluña es la principal inquietud de nuestras autoridades, incluso más que el 6% de cuota de Netflix, y pretenden convertir el patio de la escuela en un laboratorio de ideas, y de paso, en la primera lección para los niños del siglo XXI: el Estado te enseñará cómo disfrutar para que el día de mañana seas una máquina de acatar y quien discrepe se queda sin patio, niños y niñas, todo hacer caso al Papa Estado que te lo dice en el 25% de cuota de castellano: La Generalitat te enseña, La Generalitat te entretiene, y yo te digo contentis totis, hasta el patio que viene.

Nuestras sesudos funcionares de la autonomía poco autónoma descubren problemas que nadie sabía que existían o no se había dado cuenta. El patio de recreo futbolero, libre e individualista, era pernicioso y así hemos salido la gente de mayores. Claro que tampoco saben que muchos niños de antes en su escuela no tenían patio o era muy pequeño, al menos en mi caso que una vez al año nos llevaban a hacer gimnasio donde ahora se encuentra el teatro de la Farándula.

Una de las ventajas del patio era precisamente la libertad, - bién lo sabe Isabel que manda en el patio de Madrileño -, allí no existía la autoridad de los profesores. “Niño, deja de joder con la pelota”, cantaba el retirao. Y van pasando los años y no sólo los niños, sino también las niñas 'joden' con el balón, por cierto, las niñas cada vez le pegan mejor. No se qué puta manía lleva a los políticos a pretender controlarlo todo, incluso a que deben jugar nuestros hijos e hijas o nietos y nietas a la hora del patio. Son un grupo de pazguatos.