“Nunca en mi vida he amado a ningún pueblo ni colectivo, ni al pueblo alemán, ni al francés, ni al norteamericano, ni a la clase obrera, ni a nada semejante. En efecto, sólo amo a mis amigos y el único género de amor que conozco y en el que creo es el amor a las personas.” decia Hannah Arendt, reflexión que podria compartir perfectamente, como lo podría hacer con la frase siguiente de Theo Angelopoulos. "No iré a ninguna manifestación nacionalista, bajo ninguna bandera. Sé que esta opción me predispone a ser la primera víctima. Porque seré siempre un extranjero." 
Siempre he sido un extranjero y eso me mantiene vivo. Es como esos libros a los que vuelves una y otra vez, y cada vez lo haces de forma distinta. Algo parecido pasa con la escultura. No se mueve, lo haces tú. Es el lugar al que siempre puedes volver. No soy competitivo, nunca lo he hecho con otros artistas. A cada uno siempre lo he considerado como una isla. Cada ser humano es único con una geografía delimitada dentro de un océano común. Yo soy una isla más, muy emocional, por lo que mi obra siempre responde a mi vida. No soy diferente, pero tampoco puede ser de otro modo. No intento ser el que tiene la verdad, porque ¿qué es la verdad? Ahora bien, me molesta la verdad oficial, lo que se supone que es lo que se tiene que decir o lo que se tiene que defender si quieres estar ahí. El mío siempre ha sido un camino paralelo y creo que ha funcionado bien para encontrar lo que buscaba. reflexiona el escultor Jaume Plensa.
A veces todo es muy sencillo no hace falta grandes escritos ni análisis profundos, se trata sólo de ser sincero con uno mismo.