Comentaban ayer en la tertulia de RAC1 la situación en la Comunidad de Madrid, y de cómo los restauradores catalanes miran con envidia el devenir de la segunda ola en la Comunidad. Díaz Ayuso ha conseguido estabilizar la curva de contagios sin tener que cerrar la hostelería. Es así en este momento, mañana ya veremos, que la pandemia ha dejado claro que la incertidumbre es su mejor aliada y seguimos sabiendo muy poco de cómo actúa.
Para muchos que echan de menos el café de media mañana o el almuerzo o cena en el restaurante, Madrid se erige en el modelo a seguir: detener el virus con medidas flexibles sin pasar por el cierre de negocios salvo del ocio nocturno. Y a más de uno le ha dejado herido en su orgullo, pensar que los madrileños lo han conseguido en contra de todos, incluidos los científicos, mientras catalanes, vascos, gallegos, andaluces, murcianos o asturianos sufren unas restricciones mucho más férreas. Olvidan que Madrid empezó a sufrir la segunda ola a mediados de agosto, sin que la comunidad hiciera nada, hasta que a mediados de septiembre la situación era escandalosa, con miles de infecciones descontroladas y una ciudadanía angustiada ante unos datos que no cesaban de crecer. Los expertos pedían medidas inmediatas para el epicentro de la Covidien en Europa, pero Ayuso se enfrascó en su lucha con el Gobierno de Sánchez tras pedir una ayuda que después parecía que no quería.
A finales de septiembre Ayuso se decidió a actuar: cierres perimetrales en las zonas más afectadas, donde se permite salir para trabajar y donde los comercios, incluidos los bares y restaurantes, cierran a las 22 horas. La mayoría de estos barrios siguen aún con las mismas restricciones, y esta medida tan criticada por el gobierno de Madrid resulta que por el momento ha funcionado, hasta el punto de que la ministra Calvo lo tuvo que reconocer. Diría que los ciudadanos de Madrid ante la gravedad de la situación en aquellos momentos, se asustaron de verdad y se comportaron, que este es el truco para vencer a la pandemia, comportarse, lavarse las manos, llevar puesta la mascarilla, mantener la distancia física, y en las reuniones sociales o familiares vigilar esta distancia. Que los contagios se evitan si la gente se comporta, parece claro, y en Catalunya, la gente en bares y terrazas, restaurantes o en reuniones sociales o familiares no se ha comportado y así estamos, quizá porque a diferencia de lo ocurrido en Madrid, aquí la gente no se ha asustado, no ha tomado plena conciencia de que la solución a la pandemia no es la vacuna, sino su comportamiento social.
Madrid ha conseguido reducir lentamente el ritmo de crecimiento pero con las ucis con una ocupación por la Covid19 que supera todavía el 38% y un exceso de muertes que se acercan a los 3.000 desde agosto. Por más que desde aqui se diga que si hacen trampas, que si hacen pocas pruebas, la verdad es que nadie ha podido demostrar nada y la ocupación de camas en las UCIS ya la quisiéramos aquí. Estos datos son de hoy, pero en quince días puede haber cambiado la situación, seguimos sin saber gran cosa de cómo se mueve y actúa el virus, la 'R' estaba ayer en Cataluña a 0,93, significa que Bares y Restaurantes seguirán cerrados al menos 15 días más y muchos ya no abrirán, no podrán. Para el mundo de la hostelería ha sido peor el remedio que la enfermedad.
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