El Tribunal Constitucional ha fallado este lunes que incitar a prender fuego a la bandera de España no está amparado por el derecho fundamental a la libertad de expresión. El alto tribunal, fracturado tras varios plenos debatiendo el asunto, rechazó por estrecho margen el recurso interpuesto por un sindicalista gallego que fue condenado por ultraje a los símbolos nacionales por pedir "prenderle fuego" a la "puta bandera "durante la izada de la enseña en una manifestación frente al cuartel de la Armada en Ferrol (a Coruña). La decisión implica mantener la condena impuesta al manifestante.
Si esta es la doctrina del Tribunal Constitucional sobre los límites de la libertad de expresión, tenemos un problema. Hay que recordar que en la sentencia sobre la llamada ley mordaza, de 19 de noviembre, ya se establecía un criterio discutible que pudiera prevalecer la libertad de información sobre el derecho a la misma imagen de un agente de policía, si era fotografiado en sus actuaciones públicas. Decía la resolución que se debe tener en cuenta si existe un interés general «suficiente» para la difusión de la imagen. Parece que alguien distinto del fotógrafo, o del responsable del medio informativo, decidirá lo que tiene suficiente interés o no. Ahora, todo apunta a que se nos dirá que el ejercicio de la libertad de expresión está condicionado por su idoneidad para conseguir unos objetivos concretos. De nuevo, hay que preguntarse quién, y en nombre de qué, decidirá esto.
Continúa la ley mordaza limitando cualquier tipo de protesta y abortando la libertad de expresión de los ciudadanos, aspecto que al TC ya le va bien para reprimir a la ciudadanía hasta niveles francamente preocupantes, sin que al Gobierno más progresista de la historia parezca que les preocupe mucho. En Estados Unidos no es delito quemar la bandera del país, y mira que la llevan a todas partes sus ciudadanos. Podríamos discutir si es necesario quemar una bandera del país que sea, incluso condenarlo, pero no prohibirlo. Algunos de los jueces del TC son hijos de mayo del 68, del prohibido prohibir, pero mucho me temo que no entendieron el mensaje, ni han sabido ver que bajo los adoquines lo que había eran las cloacass del estado y no la arena de la playa. De este Tribunal Constitucional actual al TOP í a la siniestra comisaría de Via Laietana hay un paso muy corto, un paso militar.
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