Hoy es martes y 13. La gente lo dice como angustiada, sobre todo los supersticiosos, como si este hecho haga que algo pudiera ir peor, si a peor ya no podemos ir, o casi. La verdad de la superstición es que hemos alterado una parte del refranero. Decimos que "en martes y trece ni te cases ni te embarques" cuando en realidad no es así. La máxima original dice: "En Martes trece, ni te cases, ni te embarques, ni de tu casa te apartes". O sea una premonición, una precuela en plena pandemia,. A vueltas con el confinamiento comarcal, tal día como hoy nos recomiendan que "de casa no salgamos". Tampoco sabríamos cómo hacerlo, ni hacia dónde ir, ni a qué hora porque eso cambia cada dos por tres, gracias al ente amorfo y consuetudinario del PROCICAT, el misterioso ente público que gestiona nuestra actividad pandémica.

Una de las consecuencias que ha traído la pandemia, es que nunca las casas habían sido tan usadas como desde hace un año. Hemos aprovechado para humanizarlas, darles una mano de pintura y cambiar algún que otro mueble. Lo más significativo es que, por primera vez, nos hemos planteado abandonarlas y proponernos seriamente que la próxima adquisición debe incluir un balcón para poder respirar y aplaudir.

Hoy es martes y trece y hoy a las 16:30 me han de poner la vacuna. Que puede salir mal?. Pues nada, al levantarme, como cada día, daré las gracias a alguien por seguir aquí un día más, y seguiré silbando por la calle cuando salga a comprar el pan y el periódico como cada día, la sombra de tu sonrisa . Decía Serrat que la gente ya no silba ni canta por la calle, cierto, ahora la mayoría van hablando solos (lo parece) con el móvil sin manos, pero todavía queda alguien que de buena mañana, contento de seguir vivo, silba. Bon dia!