CONTRA EL POPULISMO

 


Si bien es cierto que la pandemia nos ha unido socialmente, cierto es también que ha agravado la polarización política, Y, además, ha incrementado la angustia y la inseguridad de una ciudadanía que ha luchado por resistir no solo a la enfermedad, sino también al paro. Más de un año conviviendo con la pandemia se está haciendo muy largo para todos, y el hastío empieza a aflorar por toda la sociedad.

Los ciudadanos de este país hemos aplaudido a los sanitarios, hemos sido solidarios con nuestros vecinos y hemos sido más que obedientes, siguiendo las instrucciones no siempre comprensibles de nuestros Gobernantes. Pero ante la dimensión sanitaria y económica del problema de la covid y su eternización en el tiempo, con el consiguiente recorte de libertades, algunos representantes políticos y bastantes opinadores no solo han continuado con el discurso de las descalificaciones, sino que a menudo han dado alas al discurso de la crispación. El peligro es que entre la ciudadanía, pueda cundir la sensación de que la democracia es incapaz de gestionar los riesgos y amenazas del mundo que viene. Lo cual solo puede servir para que crezcan los populismos o incluso los partidos de extrema derecha. Los liderazgos desenfadados y agresivos, las nuevas maneras de encarar los problemas de nuestras sociedades, junto a estrategias de confrontación electoral basadas en maneras broncas y confusas, en realidad lo que pretenden es oscurecer las cuestiones políticas sustantivas y los debates rigurosos. 

La esperanza es que la victoria de la ciencia sobre el virus y el éxito de los investigadores con las vacunas vayan acompañados con una recuperación económica que restablezca la moral colectiva. La UE ha reaccionado rápido aportando fondos para la reconstrucción de los países más castigados por la pandemia. Ciertamente, la ausencia de liderazgos fuertes en el continente y la dureza de los confinamientos en los países de nuestro entorno han hecho que hayan surgido formas de populismo para instrumentalizar el cansancio de la gente y el malestar por una coyuntura difícil. Pero si los estados son capaces de corregir las debilidades de fondo que la pandemia ha agravado, los partidos responsables pueden convertirse en la mejor vacuna contra la radicalidad y los populismos, que pueden acabar en nada víctimas de su propia incongruencia y falta de ideas y propuestas políticas. 

2 comentarios:

  1. Como lobos al acecho así andan los extremistas para recoger la carnaza y pegarse el festín. No es la primera vez que ocurre en la historia. La pena es que la gente corriente no sea consciente de ello. Y se deje llevar al abismo por los cantos de sirena.
    Un saludo.

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  2. Y como lobos cazan en manada, les dan igual migrantes que homosexuales, menas o los de Podemos, son carroñeros de la política.

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