Lo he escrito más de una vez: un joven no es un viejo-más-joven, un pre-viejo, un candidato-a-viejo; un joven es un especie zoológica distinta del viejo - Joan Fuster.
- La frase, la juventud de hoy en día no vale para nada, la habréis escuchado en más de una ocasión, o incluso la habréis empleada los que tiene cierta edad, y de hecho no es demasiado cierta ( para no decir nada) dado si acaso es más adelante cuando ya no son jóvenes que se demuestra que no valen para nada, o sea cuando ya han sido viciados y pervertidos por el sistema.
Esta frase no es nueva, a mi abuelo Luis ya se la había oído decir, y a mi padre y a otros. Yo no la he utilizado nunca ni lo pienso hacer, porque no es cierta, supongo que lo que más molesta a los mayores de la juventud es precisamente eso, su exultante juventud y la envidia de un pasado perdido y a menudo derrochado. Si al menos hubiera algo de positivista en esta exclamación, pero no le encontrareis: La juventud es un desastre, sólo piensan en divertirse, no les gusta agachar la espalda y sólo quieren gastar, no tienen ningún sentido de la responsabilidad, etc. Las etiquetas para señalar a la juventud siempre están disponibles. En el impulso de repartirlas se repite cierto egocentrismo de creer que la juventud vivida fue mejor y, quizás también, trazos de envidia al contemplar el inexorable avance del reloj.
Hace apenas tres meses, los disturbios recorrieron con virulencia las calles de Barcelona. El encarcelamiento del rapero Pablo Hasél provocó un estallido de ira. Entonces, se repitió el mantra de una juventud al límite, sin salida, muerta de rabia. Hoy, las llamas se han sustituido por el botellón. Y insistentemente se insiste en la imagen de una juventud egoísta y hedonista. Hemos pasado de la insurgencia a la juerga en un santiamén. En fin, estereotipos y más estereotipos. Como afirma Emma Riverola en su columna de hoy, la juventud está formada por un caleidoscopio de miradas. Y la mayoría destilan ilusión y esfuerzo. Si todo esto no lo tuvieran, además de aburridos es que ya estarían técnicamente muertos como individuos y a eso se va llegando poco a poco en un proceso de embrutecimiento que se llama madurez. Se les pide experiencia por parte de los mayores, esto quiere decir que les piden una reiterada acumulación de errores acumulados con el paso de los años, - que eso es la experiencia -.También se les pide sentido de la responsabilidad. No se es serio cuando se tienen diecisiete años, decía Rimbaud, y como decía antes, malo seria si así fuera.
Lo malo es que la pubertad se prolonga en el tiempo y algunos siguen con ella con treinta años.
ResponderEliminarSaludos.
Con treinta o con sesenta, conozco algunos casos de esta edad.
ResponderEliminarSaludos.