EL CASO DE LA BOLSA DE COLOSTOMIA



Dos agentes de la Guardia Civil, se enfrentan a dos años de prisión, después de haber discriminado y vejado a un hombre enfermo de cáncer en el aeropuerto del Prat por no hablar en castellano. Los hechos, que ocurrieron en 2019, llegan este jueves a juicio en el juzgado de instrucción número 3 del Prat de Llobregat. En Cataluña, sólo existe un precedente de un caso de discriminación lingüística que haya llegado a ser investigado por la vía penal. Charlier, que sabe hablar catalán pero no castellano, se vio obligado a bajarse los pantalones en público para mostrar la bolsa recolectora que lleva a raíz de una operación por cáncer de colon.

Los hechos ocurrieron en el año 2019, ya lo comenté en su momento, pero es bueno recordarlo ahora que los Guardias Civiles se enfrentan a una condena que seguramente no cumplirán, es lo que tiene no ser independentista, te ahorras muchos problemas con la Justicia. Para los de la ESO, los Guardias Civiles son unos seres esenciales que deben vacunarse urgentemente, antes que dependientas de supermercados, conductores, reponedores y otros que si son esenciales, y no parásitos.

EL CASO DE LA BOLSA DE COLOSTOMIA (17 de diciembre de 2019)

Un jubilado belga, que reside en Cataluña desde hace cuatro años, ha sido denunciado por la Guardia Civil por negarse a mostrar la bolsa de colostomía, artefacto por donde evacua la materia fecal, que lleva desde hace dos años a causa de una intervención por un cáncer de colon. Los hechos tuvieron lugar en el aeropuerto del Prat de Barcelona el pasado lunes día 9 de madrugada cuando Kris Charlier, de 70 años, se disponía a tomar un vuelo a Bruselas, según ha avanzado RAC1.

Todo se precipitó cuando llegó al arco de seguridad de la terminal 2. Los vigilantes advirtieron un bulto que se notaba a un lado de los pantalones (a la altura de la cintura) y le pidieron que se levantara el jersey para comprobar qué había debajo. "Les expliqué que no era posible, que en su día le operaron y que lo que tenía aquí era un estoma [bolsa de colostomía]", explica Charlier. Según su versión, los agentes no sólo hicieron caso omiso a sus explicaciones, exigiéndole de nuevo que se levantara el jersey, sino que además se mofaron de la palabra que acababa de pronunciar. Charlier continuó negándose. "No se lo enseño ni a mi mujer en casa, por lo que tampoco lo haré aquí en público". Fue en ese instante cuando los vigilantes decidieron llamar a dos agentes de la Guardia Civil que estaban a pocos metros de su posición. Los agentes recibieron la misma explicación. El jubilado belga afirma que, como había hecho antes con los vigilantes, se dirigió en catalán a los representantes de la Benemérita, pero a diferencia de los primeros, estos últimos le pidieron que les hablara en castellano porque no lo entendían.

"Soy flamenco, de Bélgica, hablo neerlandés, inglés, francés, alemán y catalán, pero no hablo castellano, aunque lo entiendo un poco. Hablo catalán para poderme entender con la gente que vive aquí. En mi pueblo [Bigues i Riells] todo el mundo habla catalán", les explicó. Pero, según él, los agentes no se mostraron muy receptivos: "Aquí estamos en España y se habla español", asegura que le respondieron.

Explica Charlier que los agentes de la Guardia Civil le exigieron que hablara en español, idioma que no domina este ciudadano belga. En este instante, y según la versión del afectado, los agentes le cogieron "del brazo", se lo llevaron a un "despacho" y avisaron a una patrulla, que llegaría "cinco minutos después con cuatro agentes más". Y todo ello, explica, aunque finalmente accedió a enseñarles "la bolsa con la caca".

En este lugar el hicieron desnudar completamente, "con excepción de los pantalones". Relata que en este momento, los agentes, entre ellos, hablaron de que no le "dejarían volar y que hablarían con el piloto para decirle que era demasiado peligroso para que subiera al avión".

La versión de la Guardia Civil se parece poco a la de Charlier. Fuentes de la Benemérita explicaron a La Vanguardia que, "como marcan los protocolos de seguridad", los vigilantes sólo le pidieron que mostrara el bulto que se le apreciaba debajo del jersey - "teníamos que saber con certeza lo que llevaba para garantizar la seguridad de todos los pasajeros y su propia", subrayan - y que a partir de este momento el pasajero" mostró una actitud agresiva". Dicen tener pruebas fotográficas que confirman su "actitud altiva". En este sentido, el afectado admite que, efectivamente, "hubo un instante" en que elevó "la voz" porque "estaba enfadado", y que en un momento de la conversación los llamó: '¿Desea ver la bolsa, desea verla!".

Las mismas fuentes también aseguran que es "absolutamente falso" que los agentes de la Guardia Civil le digan al viajero que "hablara en español porque esto es España". E incluso aseguran que uno de ellos, el jefe de turno de noche, "habló con él en francés". Charlier confirma este extremo pero matiza que "fue ya hacia el final, cuando todo había sucedido".

Tras permanecer una hora con los agentes de la Benemérita en el despacho, y que le registraran sus maletas, los policías le devolvieron su carné de identidad y la tarjeta de embarque. A partir de ahí, pudo acceder al avión sin problemas. Pero justo antes de despegar, cuando ya estaba instalado en su asiento, personal de Ryanair (la compañía con la que volaba) lo invitó a bajar de la aeronave. Finalmente, se quedó sin poder viajar. Y no sólo eso, volvió a Bigues i Riells con dos denuncias administrativas bajo el brazo: una por desorden público y otra para negarse a cooperar. 

Las fuentes de la Guardia Civil consultadas por esta redacción advierten que fue "el piloto quien decidió que el pasajero no viajara" después de que la Guardia Civil le informara de lo ocurrido previamente: "Se informó al comandante, como estipula el protocolo y los planes de seguridad, de la presencia de un pasajero conflictivo, sin dar más detalles". Charlier, acompañado por miembros de la Plataforma por la Lengua, ha presentado este mediodía ante la Delegación de Gobierno en Barcelona una denuncia por los hechos."

Vistas las experiencias de casos anteriores, si alguien cree la versión de la Guardia Civil, que se lo haga mirar, ahora entenderéis el chiste en que alguien se preguntaba porque los Guardias Civiles patrullaban de dos en dos: pues porque uno sabía leer y el otro escribir. 

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