Esta es la historia de una histeria, me vengo a referir a los Papeles de Panamá que tanto revuelo inexplicablemente han levantado este fin de semana. Digo inexplicablemente porque hablan de unos hechos que eran más que sabidos, incluso si a cualquier ciudadano le hubieran pedido que hiciera una lista de los personajes que estaban en este paraíso, la mayoría los habría acertado.
Si hay información en la red, es de los paraísos fiscales y cómo funcionan, recuerdo haber publicado un escrito en 2014 de isla Tortuga, y como este hay un montón, y eso lo sabe todo el mundo.
El Consorcio Internacional de Periodismo de Investigación (ICIJ) difundió ayer conjuntamente con laSexta y El Confidencial "Los Papeles de Panamá", unas filtraciones sobre una maraña de sociedades de personalidades de todo el mundo en paraísos fiscales, gestionadas a través del bufete Mossack Fonseca, despacho panameño especializado en crear y administrar sociedades pantalla, montar estructuras de empresas en otros paraísos fiscales y facilitar testaferro, es decir las denominadas empresas offshore.
El origen de estas filtraciones está en unos periodistas alemanes del 'Süddeutsche Zeitung' que tuvieron acceso a millones de documentos internos del despacho Mossack Fonseca a través de una fuente anónima y compartieron con el ICIJ.
O sea que no estamos hablando de periodismo de investigación, simplemente, estamos ante un Snowden o un Falciani, alguien que se chiva, por despecho o por dinero. Y resulta que los periodistas comienzan a investigar y a sacar nombres, sobre todo los más llamativos (sorprende que salgan pocos políticos), y uno que sale, no ha de ser cierta la información, un tal Vladimir Putin, al que por supuesto yo no habría puesto en la lista y ojo, porquè dicen por ahí que esta información sobre él, no es de recibo. Y a esta gente es mejor no contrariarla, no sea que te hagan un Litvinenko o una Politkovskaya.

Este asunto, aparte de más de una y dos querellas que les caerán, acabará en nada, y sino al tiempo, entre otras cosas por qué tener una sociedad en un paraíso fiscal no necesariamente es delito ni siquiera es amoralidad. Parafraseando Shakespeare: mucho ruido y pocas nueces. El sastre de Panamá ha perdido los papeles, y no le ha salido bien el traje.