"Según un estudio que destaca hoy el bloc marketingdirecto.com cada vez usamos más el móvil para todo menos para llamar, de ser una extensión de nosotros mismos está pasando a ser nuestra manera de estar hiperconectados en la red.
Según un informe realizado por Samsung y The Coktail Analysis que analiza el uso de los smartphones por parte de los españoles. Estos dispositivos son en un instrumento esencial para los consumidores y además España es el segundo país del mundo en cuanto a tasa de penetración de teléfonos inteligentes. Con los años se han convertido en agendas, despertadores, navegadores, calculadoras, cámaras de foto y vídeo, consolas de videojuegos, linternas, periódicos y sistemas de mensajería instantánea entre otras funciones, lo que ha relegado la función de llamadas a un segundo plano."
Bien, ya tenemos teléfonos inteligentes, ahora sólo faltan los usuarios inteligentes. Puedes pagar con el móvil, sacar las entradas de cualquier espectáculo, hacer fotos, controlar el feisbuc, twit - que diría Mariano Rajoy - y escribir gratis en whatsapp, e incluso llamar o recibir llamadas, que de hecho es ya una novedad, algo raro y poco frecuente. Te encuentras además, como yo el otro día en Tráfico que para hacer una gestión a la hora de pagar ya no aceptan efectivo, debe ser por el momento con tarjeta de crédito y pronto .... a través del móvil.
No se si alguien se ha dado cuenta, que así, centrando todos nuestros movimientos en un solo utensilio, somos mucho más fáciles de seguir, de espiar, de curiosear nuestro pequeño y anodino universo diario. Con un solo clic lo saben todo de nosotros y así nos envían la publicidad adecuada y las ofertas oportunas para que consumamos unos productos elegidos expresamente para nosotros.
Cada vez uso menos el móvil, y me estoy planteando seriamente de suprimirlo, en casa todavía tenemos el teléfono fijo como el de Gila, y si no, cuando alguien me quiera decir algo, que venga a casa a decírmelo o que me escriba una carta. En mi universo actual no hay prisa y si la percepción que nos están engañando con tanta tecnología que sólo sirve para controlarnos, no para hacernos más felices.
No es la inmediatez que lleva a la felicidad, sino la pausa, la calma. La tecnología no te permite distraerte, y si no te distraes, si no dejas vagar displicente la mirada, malo; la vida de hecho, es distraerse, la felicidad consiste en saber distraerse ante la vida con la mirada inocente de un niño. No hay nada más sano que el noble arte de distraerse.
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Según un informe realizado por Samsung y The Coktail Analysis que analiza el uso de los smartphones por parte de los españoles. Estos dispositivos son en un instrumento esencial para los consumidores y además España es el segundo país del mundo en cuanto a tasa de penetración de teléfonos inteligentes. Con los años se han convertido en agendas, despertadores, navegadores, calculadoras, cámaras de foto y vídeo, consolas de videojuegos, linternas, periódicos y sistemas de mensajería instantánea entre otras funciones, lo que ha relegado la función de llamadas a un segundo plano."
Bien, ya tenemos teléfonos inteligentes, ahora sólo faltan los usuarios inteligentes. Puedes pagar con el móvil, sacar las entradas de cualquier espectáculo, hacer fotos, controlar el feisbuc, twit - que diría Mariano Rajoy - y escribir gratis en whatsapp, e incluso llamar o recibir llamadas, que de hecho es ya una novedad, algo raro y poco frecuente. Te encuentras además, como yo el otro día en Tráfico que para hacer una gestión a la hora de pagar ya no aceptan efectivo, debe ser por el momento con tarjeta de crédito y pronto .... a través del móvil.
No se si alguien se ha dado cuenta, que así, centrando todos nuestros movimientos en un solo utensilio, somos mucho más fáciles de seguir, de espiar, de curiosear nuestro pequeño y anodino universo diario. Con un solo clic lo saben todo de nosotros y así nos envían la publicidad adecuada y las ofertas oportunas para que consumamos unos productos elegidos expresamente para nosotros.
Cada vez uso menos el móvil, y me estoy planteando seriamente de suprimirlo, en casa todavía tenemos el teléfono fijo como el de Gila, y si no, cuando alguien me quiera decir algo, que venga a casa a decírmelo o que me escriba una carta. En mi universo actual no hay prisa y si la percepción que nos están engañando con tanta tecnología que sólo sirve para controlarnos, no para hacernos más felices.
No es la inmediatez que lleva a la felicidad, sino la pausa, la calma. La tecnología no te permite distraerte, y si no te distraes, si no dejas vagar displicente la mirada, malo; la vida de hecho, es distraerse, la felicidad consiste en saber distraerse ante la vida con la mirada inocente de un niño. No hay nada más sano que el noble arte de distraerse.
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