Leo en el periódico que se está haciendo muy popular entre los turistas británicos que asolan Magaluf un tatuaje consistente en una frase que afirma: 'I stole Madeleine McCann' (Yo robé a Madeleine McCann). No sé quién es el tarado mental que ha tenido esta lamentable idea, pero debe ser alguien que ha visto una posibilidad de negocio en su repugnante iniciativa. Y me cuesta entender que alguien, por muy borracho y envilecido que esté, quiera tatuarse una frase que ironiza sobre una desgracia horrible, la extraña y nunca resuelta desaparición de una niña inglesa en una zona turística de Portugal hace varios años .
Espero que ninguno de los tatuados se encuentre con los padres de la chica, porque si le parten la cara no podrá decir que no se lo ha buscado. Pero lo que realmente me preocupa aunque uno ya está muy acostumbrado a exabruptos en las redes sociales y que los imbéciles insensibles consideren que sus groserías están protegidas por la libertad de expresión- es que alguien tenga una idea tan macabra y que sus clientes se apunten a ella porque la encuentran divertida e ingeniosa.
Yo diría que estos tarados no saben nada de nada, que ni saben que ya están muertos, y que su línea de moral se rompió hace tiempo, si es que alguna vez tuvieron alguna: se trata de una nueva muestra de idiotez perjudicial en un mundo donde cada día proliferan más y contra las cuales -es imposible legislar contra el estupidez- sólo hay lugar para lamentarse de que en una sociedad supuestamente moderna a haya excrementos humanos así.
Espero que ninguno de los tatuados se encuentre con los padres de la chica, porque si le parten la cara no podrá decir que no se lo ha buscado. Pero lo que realmente me preocupa aunque uno ya está muy acostumbrado a exabruptos en las redes sociales y que los imbéciles insensibles consideren que sus groserías están protegidas por la libertad de expresión- es que alguien tenga una idea tan macabra y que sus clientes se apunten a ella porque la encuentran divertida e ingeniosa.
Yo diría que estos tarados no saben nada de nada, que ni saben que ya están muertos, y que su línea de moral se rompió hace tiempo, si es que alguna vez tuvieron alguna: se trata de una nueva muestra de idiotez perjudicial en un mundo donde cada día proliferan más y contra las cuales -es imposible legislar contra el estupidez- sólo hay lugar para lamentarse de que en una sociedad supuestamente moderna a haya excrementos humanos así.
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