SENSACIÓN DE DESÁNIMO


Hablaba hoy en 'Tot es mou' de TV3 el periodista Josep Corbella de la importancia de la humildad a la hora de gestionar la lucha contra el coronavirus. No es una casualidad. Al igual que la empatía, la humildad se entiende como la admisión de una imperfección humana que, en teoría, debería conectar mejor con los ciudadanos que la vanidad. Digo imperfección porque, en la práctica, se entiende que la humildad no sólo consiste en restar importancia a las virtudes que podamos tener sino, sobre todo, al admitir los propios defectos y errores. 

El panorama que dibujaba Corbella es muy negro, con un Gobierno de la Generalitat que ahora que tiene competencias pone de relieve su incompetencia, en medio de las luchas pre electorales entre ERC y jxCat, no ayuda en nada y la sensación de desánimo ante la evidencia del descontrol de la gestión se palpaba en el ambiente. La ciudadanía está desconcertada y en el caso de Lleida enfadada ante el desbarajuste actual con órdenes y contraórdenes y decisiones contradictorias y controvertidas a última hora. No digo que no pongan interés, pero a la hora de gestionar la pandemia y después de reclamar las competencias han demostrado su ineficiencia, la misma que decían que demostraba el Gobierno de España.

"El problema de la humildad es que no puedes presumir de ella". Estamos acostumbrados a oír a personalidades que, con una falsa modestia se proclaman humildes. asquerosamente humildes, y de eso sabe un montón el Gobierno del activista Quim Torra. El delegado de Puigdemont a cargo de la Gestoría de la generalitat de Cataluña ha quedado bien retratado, tanto reclamar las competencias al Gobierno de España, y ahora que las tiene ha quedado atrapado en su incongruente incompetencia. Suele pasar a los bocazas, y Torra en este campo se mueve como pez en el agua, un pez Joturus pichardi.
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