💬Dos hombres sin hogar han muerto en las últimas horas en Barcelona, ​​Mohamed de 37 años y Amine de 32. La autopsia deberá dirimir si han muerto a causa de hipotermia y si, en consecuencia, son dos víctimas del episodio de frío y lluvia que ha agravado dramáticamente las condiciones de vida de los sin techo. Ambos pernoctaban al raso. El más joven ha sido encontrado en el parque de la Ciutadella. El mayor, en la plaza de Poeta Boscà, junto al mercado de la Barceloneta. Ninguno de los cadáveres presentaba indicios de violencia, según fuentes policiales. 

La noticia es terrible, como lo es saber que desde Arrels estiman que en BCN hay 1.200 personas sin techo durmiendo en la calle, esto sucede en una smart city en el siglo XXI, mil doscientas personas son muchas personas, estremece sólo de pensarlo cada noche cuando te vas a dormir, y no acaban de encontrar la manera de solucionar este grave problema, a pesar de algunos esfuerzos del Ayuntamiento para paliar la situación y la colaboración desinteresada de entidades como Arrels, que no dan abasto. Fonalleras y Riverola coinciden hoy en hablar del tema que ya ha desaparecido de la mayoría de digitales engullido por otras noticias. Sin techo y sin alma. Emma Riverola se pregunta ¿Cuantos son dos latidos? 

 SIN TECHO - Los hay en muchas ciudades. Gente sin filiación ideológica o religiosa conocida, sin más interés que el de "apoyar de manera tangible" a las personas que viven en la calle. En Girona, por ejemplo, se agruparon a partir del mensaje de un ciudadano en Facebook donde decía que repartiría una cena entre los sintecho del barrio. Era consciente de que "esto no cambiará nada", pero animaba a quien quisiera sumarse a la iniciativa, que no consistía solo en un alimento caliente, sino también en un rato de conversación, "porque lo que quieren es charlar con alguien y sentirse 'personas normales'".

Aquella llamada se convirtió en un grupo y, después, en una asociación -Som Sostre- que, en todo este tiempo, no ha parado de salir a la calle para ofrecer comida, conversación y calor. Hace unos días, me los encontré mientras recorrían la ciudad en una furgoneta. Había una persona que conocía, una mujer firme y decidida que trabaja limpiando oficinas. Me explicó lo que hacían, cómo lo hacían, también las enormes dificultades de este período trágico. Con la sonrisa de siempre, sin desfallecer. Quizá no salvarán el mundo, gente como ella, pero hacen que sea menos arisco, menos sombrío. - JM.Fonalleras

SIN ALMA - Pasear. Correr. Reír. Llorar. Abrazarse. B esarse. Despedirse. Pensar. Soñar. Aburrirse. Recordar. Y un paso. Y otro. Y otro más. Millones de pasos sobre el asfalto. Un infinito de huellas modelando el alma de la ciudad. Viento sobre arenisca. Agua sobre las rocas. Sentir, vivir… y morir. Dos hombres han muerto en las calles de Barcelona. No tenían ni 40 años. Probablemente los mató el frío. No, los remató el frío. Antes, fueron muriendo. Ellos también desgastándose por la inclemencia. Cada puerta cerrada, una herida. Cada desprecio, una laceración. 

Morir en las mismas calles en las que otros pasean, corren, piensan, ríen, se besan o se aburren. Asfalto de cementerio. ¿Se dieron cuenta de que morían? Allí, a tan solo unos metros de cientos de miles de hogares. Quizá veían unas luces prendidas. Quizá soñaban con un refugio caliente. Quizá ya ni siquiera sentían. Sus corazones se detuvieron. Y Barcelona dejó de sentir dos latidos. ¿Cuántos son dos latidos? ¿Es mucho? ¿Es poco? Es todo. Dos llagas dolientes. El desgarro de una ciudad sin alma. - Emma Riverola.