💬Esta semana, el mundo ha quedado atónito ante las imágenes de la ocupación del Capitolio, donde la policía no pudo detener una turba que ocupó las dependencias más sacrosantas, como el salón de plenos, el despacho de la presidenta del Congreso o la rotonda donde EE.UU. honra a sus ciudadanos ilustres. Pero en Catalunya, en el aniversario del 1-O, estuvo a punto de producirse otra invasión de un Parlamento por parte de centenares de jóvenes independentistas con la cara cubierta. Los encapuchados saltaron las vallas de un escenario que el president Quim Torra impuso en la Ciutadella, en contra del criterio de los Mossos, que querían alejar las conmemoraciones de la sede parlamentaria. El grueso de los antidisturbios estaba en Girona y la vigilancia del Parlament estaba encomendada a cincuenta policías de seguridad ciudadana sin apenas material para impedir un asalto.
El 1-O del 2018 un comisario de los Mossos evitó que la turba ocupara el Parlament. No es casual que Josep Costa, que ha sido el último vicepresidente de la Cámara catalana y que repetirá en la lista de JxCat, escribiera en Twitter hace unas semanas: “Hace falta aprender muchas lecciones de cómo llegó al poder Trump, cómo ha gobernado y cómo ha estado a punto de ser reelegido. Sobre todo nuevas formas de comunicación, movilización y confrontación política que todo el mundo daba por hecho que no funcionarían”. El trumpismo catalán debería preocuparnos, como mínimo, tanto como el que nos ha horrorizado en el Capitolio. - Màrius Carol - lavanguardia. O sea, que la genialidad del Comisario Anfruns de los Mossos d'Esquadra, tan denostados a menudo, evitó el desastre. Que conste en acta.
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