💬 No hace mucho tiempo había un movimiento contra las vacunas anticovid, y eso que aún no habían llegado ni en cuentagotas como ahora. Pero gracias a unos cuantos patriotas que se han sacrificado, ahora todos los ciudadanos quieren vacunarse, aunque sea saltándose el turno de que las autoridades sanitarias han establecido. Primero fueron algunos alcaldes avispados, después, consejeros de comunidades autónomas y militares. Cuando se destapó el escándalo, el de Salud de Murcia dimitió - el ron dimitir-, y el jefe del Estado Mayor de la Defensa, también, por cierto que no lo hizo en lunes.

Esta ansia vacunadores afecta incluso a los servidores de Cristo. En la misa que celebró el día de San Sebastián el obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, dijo que la Covid se vence con la ayuda de Dios. Pero el muy listo ya se había vacunado dos semanas antes (por si acaso), en una residencia de sacerdotes jubilados, sin ni siquiera vivir. Alegó que tiene edad de riesgo y que actuó de buena fe, "para dar ejemplo", y lo remachó con una excusa irrefutable: "El papa Francisco nos instó a todos a vacunarnos, para evitar la propagación de la pandemia ". Más cara dura no se puede tener, poco debe confiar en Dios el señor Obispo por la prisa que se ha dado a vacunarse.

En resumidas cuentas, en vez de condenar a estos avispados, habría que darles un premio y reconocimiento, gracias a ellos y a su "sacrificio", la gente siente la necesidad imperiosa de vacunarse: Si todos estos que mandan se la han puesto tan deprisa es que debe ir bien - se dice a si mismo el populacho -. Nadie podía haber imaginado una mejor campaña de publicidad para motivar a los antivacunas, ni Jan Laporta. Un recuerdo también por los bonistas que tan creían en la buena fe de las farmacéuticas que ahora se sorprenden de las restricciones en la llegada de las vacunas, sería bueno recordarles que son empresas farmacéuticas capitalistas sin escrúpulos, no una ONG.