💬Robert D.Kaplan,el ensayista norteamericano que hace unos años nos avisó de la venganza de la geografía, sostiene que hemos entrado en el momento postimperial, que puede conducir al mundo a una era muy anárquica. Su último libro publicado en España, El retorno del mundo de Marco Polo (RBA, 2019), subraya esa idea: “La que empieza ahora es una era de anarquía comparativa : es decir, un contexto de un nivel de anarquía muy superior al existente en la guerra fría y de la posguerra fría”.

Estados Unidos ya no tiene la fuerza de antaño, aunque Joe Biden intentará volver a desplegarla. La Unión Europea, imperio de nuevo tipo, avanza gradualmente hacia una mayor cohesión, pero los desordenes del mundo son siempre mucho más veloces que sus lentas digestiones administrativas. Occidente, sostiene Kaplan, se las ha de ver con China, con Rusia, con Turquía, con Irán..., pero también con grandes corporaciones que cada vez tendrán más poder global.

La inédita votación de ayer en el Congreso es un aviso de lo que viene según cual sea el resultado del 14-F. Algunos hechos muy recientes parecen darle la razón. Pronto hará un mes, las plataformas digitales Facebook, Instagram y Twitter decidieron anular las cuentas de Donald Trump, todavía presidente, cuando comprobaron que el fenómeno por ellos mismos alimentado estaba poniendo en peligro la democracia en Estados Unidos. En otro orden de cosas, las grandes compañías farmacéuticas que han logrado desarrollar las primeras vacunas contra la covid tienen ahora la posibilidad de primar más a unos países que a otros, en función de lo que estén dispuestos a pagar o a presionar. Los contratos se guardan bajo llave y, por el momento, no se hacen públicos. Las velocidades de la vacunación se convierten así en una novedoso factor geopolítico. Los países que primero consigan la inmunidad podrán jugar mejores cartas en la carrera de la recuperación económica. Los países pobres lo van a pasar mal, como siempre, y algunos países ricos, o medianamente ricos, que se creían bien situados ahora comprueban que otros ricos van a ser más veloces. La batalla que acaba de abrir la Comisión Europea con la farmacéutica británica AstraZeneca por presunto incumplimiento de contrato nos ilustra sobre el mundo que viene.

Imaginemos por un instante que no se hubiese decidido centralizar la compra de vacunas en la Unión Europea y que cada país miembro tuviese que espabilarse por su cuenta, como ocurrió durante los meses de marzo, abril y mayo con la salvaje carrera por la compra de material sanitario. La competición sería demencial y podemos estar seguros que nada beneficiosa para España.

Después de haber adoptado una acertada decisión estratégica, la Comisión se enfrenta ahora al tremendo reto de satisfacer la expectativa creada. Más de quinientos millones de personas mirarán estos días hacia Bruselas para ver si allí reside un verdadero gobierno supranacional capaz de defender los intereses de la población a la que se ha propuesto proteger. La garantía de protección es una de las primeras fuentes de legitimidad del poder político. No adelantemos acontecimientos, pero en este asunto la Unión se la juega más que con mil normativas. No vayas a pedir que se revisen las pensiones si no eres capaz de distribuir las vacunas prometidas. No adelantemos acontecimientos, pero podemos acabar viendo la vacuna rusa Sputnik V en la cesta de la compra europea.

Vayamos ahora de lo general a lo particular. Del elefante al alfiler, que diría Manuel Vázquez Montalbán. Todo retraso ostensible en la campaña de vacunación no beneficia a la candidatura de Salvador Illa , de la misma manera que la inédita votación de ayer en el Congreso para validar los planes de reforma de la administración para la gestión de los fondos europeos no ayudará al Partido Popular, que corre un riesgo estructural en las elecciones catalanas. Absteniéndose en el último minuto, Vox se la jugó ayer al PP, que ya veía al Gobierno ahogado por la fuga de Esquerra Republicana, que nota el aliento de Junts per Catalunya en el cogote. La estrambótica votación de ayer –Vox y Bildu en un mismo plano– es un aviso de la anarquía que viene en la política española según cual sea el resultado del 14-F. -ENRIC JULIANA - lavanguardia.com