CATALÁN O NO

 



💬Mañana, 14 de febrero, qui 'viu i treballa a Catalunya', catalán o no, está convocado a votar en las quintas elecciones autonómicas en diez años. No hay que ser un avispado analista para apreciar el enfado de la ciudadanía. Ni siquiera los buenos indicadores epidemiológicos de esta semana han servido de alivio. Estamos cansados por once meses de pandemia, y la política no ayuda.

De ahí que a quien esto escribe le resulte inconcebible que en esta campaña, insulsa, se hayan obviado los asuntos que realmente preocupan a la gente. ¿Cómo superaremos esta epidemia con el mínimo dolor para las personas y las familias? ¿Cómo remontaremos la economía? ¿Cómo llegarán muchos a final de mes? La parálisis económica e industrial de Catalunya contrasta con el empuje de otras autonomías. Ya no se trata solo de Madrid, sino también País Vasco, Navarra, Aragón, Valencia.

No hay ningún partido que pueda redefinir por su cuenta la relación entre Catalunya y España. Se ha puesto tan poca luz sobre estos asuntos que una tiene la sensación de que votaremos a tientas, sin saber demasiado bien qué se nos ofrecerá a partir del día 15. Nos enfrentamos además al fantasma de una posible repetición electoral antes del verano si los vetos cruzados y la cabezonería se imponen a la necesidad de una mayoría para formar gobierno. Así estamos.

La Catalunya política sigue rehén de la división de bloques. La Catalunya real es otra cosa. La polarización se ha demostrado eficaz para vestir inflamados discursos y tuits pero no sirve absolutamente para nada en lo cotidiano, y menos con un virus que todo lo altera. Trincheras, cordones sanitarios, muros, vías amplias que se estrechan... Y, en medio, una sociedad harta de la incapacidad de los políticos para ponerse de acuerdo en lo esencial: el bolsillo, el bienestar y la salud. Harta de su incapacidad para negociar.

Es probable que el 14-F no resuelva nada. A un día de votar, lo que nos pide el cuerpo (y el ánimo) es una mayoría suficiente que destierre la bronca de una vez. Hay que dejar de buscar enemigos externos ante nuestras desgracias. Resulta descorazonador comprobar que se sigue alimentando el dilema del “nosotros” y los “otros” como si nada hubiera pasado desde el 2017. Miedo da pensar que en el fondo la única estrategia de algunos partidos para garantizarse su supervivencia pasa por trasladar a la sociedad la división que ellos mismos alientan en los márgenes de la política.

No sé si el hasta luego a la independencia ensayado en la intimidad esconde de nuevo un adiós a España. Lo que está claro es que nuestra relación con España –y hablo por mí– es personal e intransferible, mucho más estable que las declaraciones políticas y los intereses electorales. Difícilmente ningún partido podrá redefinirla por su cuenta.

Asombra y asusta a la vez que nada se haya aprendido de esta pandemia. Su gestión debería ser la prioridad, la única. El virus nos ha igualado, no distingue ni por estatus, ni ideología, ni DNI, ni filias o fobias, qué más le da. Antes que electores, somos trabajadores, empresarios, parados, autónomos, hijos, padres, madres, jóvenes, viejos, mediopensionistas... Catalanes o no. Ni frentismos ni DUI ni tanques van a sacarnos de esta. Así que, por favor, dennos un respiro. - Susana Quadrado, lavanguardia.com

4 comentarios:

  1. No piensan en los ciudadanos, solo los utilizan. Y mientras tanto la casa sin barrer.
    Un saludo.

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  2. Para eso están nuestros políticos, para pensar en ellos, no para pensar en los ciudadanos, Faltaría más, no pueden perder tiempo en pensar en los pringados.

    Saludos

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  3. Todo tiene un final. No siempre como deseamos pero el final de esta pugna está muy lejos, el mal está hecho y está enraizado en nuestros corazones, la fractura la han servido incluso con violencia en las calles y, lo que es peor, con esa presión desde dentro de la sociedad, donde el 'diferente' es, paradójicamente, el de toda la vida. Los políticos tienen su parte de responsabilidad pero los que más tristeza me producen son los votantes independentistas. ¿Cómo convercerles que no soy peor que ellos? En cuanto a perdonar, desde mi punto de vista de antagonista, el primer paso para perdonar es aceptar que la otra persona es gilipollas y eso no se le va a quitar nunca.

    Saludos.

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  4. No Pitt, para perdonar hay que intentar comprender al otro y a la inversa. La cosa se ha enfriado mucho, habrá que ver como salen de las elecciones cada uno de los partidos. Puede haber sorpresas. Yo me acuerdo a menudo de la hija del Florenci. Estaba la mujer en la explanada del arco de triunfo esperando ansiosa la proclamación de la república, sostenia una foto de su padre o abuelo, el Florenci. Cuando Puigdemont la proclamó por 8 segundos la enfocó una cámara de TV3. La mujer dijo, 'ho veus Florenci, ja la tens aquí'. Imagina la cara que se le quedó a la señora 8 segundos después y como coño va a votar a Puigdemont o Junqueras.

    Saludos.

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