💬Los proverbios orientales suelen ser una mezcla de cinismo, abandono y resignación. Uno de ellos dice: "Los problemas no tienen que preocuparte, si tienen solución ya se arreglarán, por lo tanto no te preocupes y si no la tienen como no hay nada que hacer, tampoco hace falta que te preocupes". Eduard Punset decia que la felicidad es la ausencia de miedo.
Esta máxima más que cínica es de una enorme vacuidad y ambigüedad muy relativa. Ausencia de miedo... a qué? a morir, al sufrimiento de los otros, a problemas reales y concretos que no tienes que esperar a que se arreglen solos, al menos intentar tú de solucionarlos.
Espinàs no es nada amigo de los aforismos y las máximas, por que tienden a un enorme reduccionismo de la solución que pretenden definir, y es bastante cierto. Con estas máximas que he citado tanto la china como la de Eduard Punset sucede lo mismo. No podemos dejar pudriéndose los problemas ni podemos totalmente pretender ser felices, felicidad que está reservada sólo a niños y locos (dicen), y lo reconocía Punset cuando decía que posiblemente cuando fue más feliz fue dentro del útero de su madre.
Sartre por boca de Françoise en la Nàusea, decia que la felicidad es un instante fugaz, en que todo está en su sitio, todo está bién, pero que dura eso, un instante. No debemos pretender ser felices, ni siquiera intentarlo en un acto de egoísmo pernicioso, a menudo para los demás. Cioran se sentía siempre infeliz y abominaba de la especie humana de la que sólo salvaba la música, decía que lo que sabía a los 60 años era lo mismo que a los 20 y que estos cuarenta años no habían sido más que una pesada tarea de constatación. Quizás Cioran volcaba hacia los demás su propia frustración de quien ni siquiera es capaz de quererse a sí mismo.
Sartre por boca de Françoise en la Nàusea, decia que la felicidad es un instante fugaz, en que todo está en su sitio, todo está bién, pero que dura eso, un instante. No debemos pretender ser felices, ni siquiera intentarlo en un acto de egoísmo pernicioso, a menudo para los demás. Cioran se sentía siempre infeliz y abominaba de la especie humana de la que sólo salvaba la música, decía que lo que sabía a los 60 años era lo mismo que a los 20 y que estos cuarenta años no habían sido más que una pesada tarea de constatación. Quizás Cioran volcaba hacia los demás su propia frustración de quien ni siquiera es capaz de quererse a sí mismo.
Sucede que cuando más se busca la felicidad más cuesta de encontrarla y quizás, mientras la buscamos, dejamos escapar momentos o circunstancias parecidos o muy cercanos a esa felicidad anhelada que nunca alcanzaremos.
La felicidad son esos escasos momentos de la vida en que no te duele nada.
ResponderEliminarUn saludo, Francesc.
Y a medida que uno envejece, cada vez son mas escasos estos momentos.
ResponderEliminarSaludos