Al dia siguiente, un hombre, un solo hombre armado únicamente con una senyera, les impidió el paso para evitar que volvieran a atacar el Palau. "el Palau de la Música no se toca" les dijo, y les pidió que se fueran. El grupo optó por hacerle caso y dio media vuelta para dirigirse en dirección a la Via Laietana.
Seguramente tiene razón Antoni Puigverd cuando señala que el independentismo y la izquierda alternativa se han subido a esta corriente moralista que entiende la rabia de los jóvenes y la justifica por lo injusto de la sociedad. Una corriente biempensante que no propone nada y que lo acepta todo. Y que al final acaba por acusar a la policía de malas prácticas, mientras silba ante un brutal asalto a una comisaría de los Mossos o a la sede de El Periódico. E incluso ante el apedreamiento del Palau de la Música, que para el nacionalismo catalán es más que un auditorio. Es posible que no quieran violentar a la CUP cuando necesitan de su apoyo para formar gobierno, y este es su enésimo error. Se dice que en política hay amigos, conocidos y compañeros de partido y se podría añadir, y además la CUP, que se lo pregunten a Artur Mas, el les pondrá al corriente. Mientras en esta olla de grillos de la política catalana, Manuel Valls va y dice que lo que hace falta es un gobierno de concentración liderado por un Draghi Catalán. ¿Se estará ofreciendo?
Pues por la sencilla razón de que los talibanes de cualquier religión o creencia no respetan nada ajeno. Les da todo igual: cargarse el Liceo, derribar estatuas, quemar libros o cuadros... Es lo que tiene la jauría cuando anda suelta y envalentonada.
ResponderEliminarUn saludo.
Y esta jauría es de derechas y de izquierdas indistintamente.
ResponderEliminarSaludos