💭Hoy es la Candelaria, día de desmontar el pesebre y mirar qué tiempo hace para saber si el invierno durará mucho. Según el calendario cristiano hoy es el día en que María llevó Jesús al Templo de Jerusalén siguiendo la tradición judía de presentar el bebé pasada la cuarentena. En el ritual tenían un papel destacado las velas, que dan nombre a una fiesta que en Canarias es muy celebrada y que en Catalunya, a falta de marmotas, sirve para hacer previsiones meteorológicas: "si la Candelera ríu el fred és viu, pero si la candelera plora el fred es fora".
Desde hace unos años, al dçia de la Candelaria le llamamos el día de la Marmota, y no sólo porque sea otra aburrida jornada de la campaña electoral. Desde que Bill Murray protagonizó la película 'Atrapado en el tiempo' en nuestro vocabulario cotidiano 'el día de la marmota' es sinónimo de repetición hasta la extenuación, como le ocurría a su personaje durante todo el film.
Pero es que hoy es el día en que en Estados Unidos y parte del extranjero todo el mundo está pendiente de un roedor llamado Phil para que, en función de si se le ve la sombra o no al salir de la madriguera, sepamos si el invierno será más o menos largo. Que en una época 5G no sé yo si tiene mucho sentido, aparte de publicitar la población de Punxutawney que concentra toda la atención de los medios y visitantes a la localidad. No sé porque, pero no he visto la película de Bill Murray con fondo musical de Sonny&Cher, de hecho hace ya tempos decidí no verla hasta que traspasara o traspasase la incombustible cantante norteamericana. En resumen, si deseais saber si el invierno durará mucho o poco, no os fieis ni de la marmota, ni de la Candelaria, esperad a que vayan pasando los días y ya lo sabréis, esta es la única certeza, el resto tradiciones sin ton ni son.
Hablaba al principio del escrito de la aburrida campaña electoral. Sergi Pàmies destaca hoy en su artículo de la vanguardia, la frase de Salvador Illa (PSC) a Laura Borràs (JxCat): "Esto, Laura, no te lo crees ni tú". Y es que la política está tan devaluada que no creer en lo que dices en campaña electoral ya no se considera una degeneración del servicio público, sino una obligación que todos los candidatos practican con creciente entusiasmo. ¿Por qué? Primera hipótesis: que seguimos votando. ¿Y por qué los seguimos votando? Segunda hipótesis: porque hemos llegado a un punto en que la verdad nos interesa relativamente. Somos como los personajes de aquel diálogo memorable de la película Johnny Guitar: "Dime que me amas (o que seremos independientes, o revolucionarios, la Dinamarca del sur, o una España federal) aunque sea mentira". Y es que esta campaña electoral, como las anteriores, es otro día de la marmota.
La misma historia que se repite hasta la saciedad y, lo peor de todo, es que muchos no aprenden nada de todo ello.
ResponderEliminarUn saludo.