La forma de cómo nos informamos hoy en día ha cambiado mucho en relación con no hace mucho tiempo. Antes, pongamos hace 30 años, una persona escuchaba las noticias a las nueve de la mañana, mientras desayunaba y leía el periódico en papel; ambos, noticias y periódico, informaban de lo ocurrido el día anterior, y esa persona, hasta las 12 no tenía otras noticias en la radio o televisión. Por la tarde hubo un tiempo en el que salían algunos periódicos, pero eran de consumo limitado, y hasta las nueve de la noche no había en radio o televisión más información. Además. se trataba de una información menos globalizada y más interior, salvo grandes eventos o catástrofes.
En la actualidad, tenemos noticias 24 horas seguidas en todos los medios, noticias a las que de hecho la gente no hace mucho caso, se fía mucho más de la información que les llega a través de Twitter o Facebook, porque considera (son así de inocentes) que en estos medios la gente informa sin interés personal ni presión de ningún medio que los financie.
Con ese revuelo mediático, hay que reconocer cuánta razón tenía Huxley que entendía que la verdad realmente se ahogaría en un alud de información imposible de digerir para los ciudadanos, que cada vez sabrían más sobre menos cosas. Al fin y al cabo, como aquí nadie contrasta noticia alguna, la mentira se puede encontrar en cualquier medio de información. Quizás sólo se salvan algunas radios periféricas, contradiciendo a Buggless cuando avisaban de que el vídeo mataría a la estrella de la radio, y resulta que fue al revés, la radio ha crecido y el vídeo ya ha pasado al olvido. El vídeo y los videoclubs. Mientras tanto, los ciudadanos sólo sabemos que no sabemos nada.
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