Preguntan a Zizek en una entrevista si es ateo. Sí. - contesta él - Ahora le daré una respuesta muy paradójica porque, en cierta manera, soy cristiano literalmente. 

El mensaje de Cristo es, como dijo el poeta francés Paul Claudel: «Si no es Dios quien nos ayuda, si se muestra impotente con nosotros, el mensaje del cristianismo depende de ti». Lo que muere en la cruz no es el representante de Dios, es el propio Dios. El mensaje del cristianismo es que la única realidad de Dios es la unidad de los creyentes, que son libres e iguales. Este es el tremendo potencial emancipador del cristianismo. El Apocalipsis, el Juicio Final... no es cristianismo, es agnosticismo. Cuando los discípulos preguntan a Jesús cómo sabrán que volverá, la verdadera respuesta es: «Cuando haya amor entre dos de vosotros, allí estaré». Cristo está aquí cuando nos amamos. Es lo único que necesitamos. Somos totalmente libres.
«La actitud más molesta que imagino es el hedonismo suave»

En este sentido, el cristianismo es una religión de la libertad, cuya lección es cómo deshacerse de Dios. Es totalmente única porque Dios se borra a sí mismo. Es como una especie de unidad protocomunista. ¿Qué es el Espíritu Santo? Es simplemente una comunidad igualitaria. La familia con un padre y una madre es una jerarquía. Deberías querer a tu padre, pero no porque sea tu padre, sino como un igual. Es un mensaje radical de igualitarismo. El origen y toda la Historia de la Iglesia es una lucha contra este antiguo mensaje emancipador y revolucionario. El cristianismo siempre dice que hay que luchar contra sus propios excesos. Es una tremenda revolución ética.

¿Y qué me dice de la espiritualidad? ¿La considera también una revolución?

Estoy totalmente en contra de lo que se conoce como nueva espiritualidad. Es algo extremadamente narcisista. No resulta sorprendente que la consideremos nuestra ideología espontánea, una especie de hedonismo instructivo. Como dicen en La guerra de las galaxias, no te apegues demasiado a los bienes materiales, recuerda que tu verdadera vida está dentro de ti; la realidad es un juego de apariencias, no te tomes demasiado en serio. Esta actitud encaja perfectamente con el capitalismo global. Pienso que es una forma terriblemente eurocéntrica.

«El cristianismo es una tremenda revolución ética»

La gran lucha hoy es entre esta pseudoespiritualidad pagana y la verdadera experiencia cristiana en la que deberías reflexionar sobre el mundo, involucrarte por completo. La actitud más molesta que me puedo imaginar es ese hedonismo suave: disfrutar, pero no demasiado, porque no merece la pena comprometerse totalmente en la vida. Ese es nuestro universo capitalista, en su aspecto ideológico.
No me gusta tener vida interior. Mi vida está fuera. No creo que la riqueza interna prevalezca sobre la personalidad. Aunque soy freudiano, discípulo de Jacques Lacan, no me gusta el psicoanálisis en el sentido de por qué debería buscar en mi interior. ¿Qué descubres? Alguna mierda; horrores. Creo en la superficie, no en la bondad del hombre. Creo, y esto le puede sorprender, que en lo más profundo de nosotros somos malvados. Sólo los recuerdos superficiales o los milagros hacen que sigamos siendo éticos.