No deja de ser curioso que quien voluntariamente ha renunciado contra natura a formar una familia se erija en su más acérrimo defensor, diciendo además como debe ser y ha de comportarse esta familia. Creced y multiplicaos decía Jesús, y ellos a su mensaje no le han hecho caso. En su onanismo mental y físico se han anclado en tierra de nadie desde donde pontifican a los suyos y a los otros que por cierto, somos mayoría. De hecho, su comportamiento, su, contra natura les hace ser en cierto modo un error de la naturaleza, una anomalía. Más honesto era San Agustín de Hipona: "Señor, hazme casto..., pero todavía no". Quizá por eso le hicieron Santo.