Hemos vivido una primera noche de "restricción de la movilidad nocturna", que es como los políticos quieren que se mencione el toque de queda, que de hecho es lo que es porqué les parece demasiado militar. Una pretensión que como es evidente, no ha acabado de convencer a la ciudadanía, salvo los que tienen perro, cuyas acciones vuelven a subir fuerte en la bolsa de las adopciones.

Primera noche confinado con esta extraña sensación de volver al claustro anterior del comienzo del confinamiento, aunque una gran parte de la población, a estas horas, suele estar en casa. Al menos quien os escribe que a las 22 se va a dormir y las 6 se levanta, o sea que afectarme, lo que se dice afectarme, más bien no lo hace. Sin embargo, aunque mi rutina sea la del confinamiento en casa, aunque la noche sea para mí un territorio ajeno, incluso extraño, es tal vez ante la prohibición cuando sientes la tentación de pasear por las calles. La prohibición lleva añadido el afán de transgredir, aunque sepas que en este paseo nocturno la muerte no te acechará, ni tendrá tiempo para jugar contigo una partida de ajedrez, de ocupada que está precisamente por culpa de la gente que ha transgredido y no ha respetado las normas recomendadas por la administración y que la mayoría de la población si ha respetado. Por lo tanto, hay que respetar esta restricción de la movilidad nocturna, no ya por nosotros sino por todos los demás. Sería pero de agradecer, que nuestras autoridades se expresaran con claridad, sin contradicciones ni tantas propuestas pendientes sobre la mesa y dejaran de tratarnos como a niños pequeños, pero, por favor, ofrezcan algo más que limitaciones. Informen de lo que están haciendo. Como -por ejemplo- cuántas personas han incorporado a la plantilla de rastreadores, o como piensan mejorar la asistencia a los CAPs, o como resolver el problema en los transportes públicos para que no estén llenos en las horas punta. Den argumentos para defenderlos a ustedes cuando la insatisfacción y el nerviosismo se desborden, para justificarlos cuando sean demasiados los que digan que ustedes, los responsables políticos, no han estado a la altura. Y ya lo sabemos que no lo han estado, pero quisiéramos pensar que han hecho todo lo que ha sido posible, lejos de partidismos internos. "Dime que me quieres aunque sea mentira", decía Montserrat Roig, pues eso, y a ver si entre todos somos capaces de que las próximas noches no sean "la noche de los ignorantes".