La sentencia de la sala de lo penal de la Audiencia Nacional que ha absuelto al mayor de los Mossos d’Esquadra, Josep Lluís Trapero y al resto de la cúpula de la policía autonómica de formar parte del plan para la independencia de Catalunya, facilitando el referéndum, es muy crítica con el operativo de las fuerzas de seguridad del Estado. En el redactado de la sentencia se advierte que el jefe policial no debía poner como única finalidad de su actuación impedir a toda costa el referéndum:"“Si ello producía unos daños irreparables, no solo podían achacarle la responsabilidad de su producción, sino que, desde el punto de vista profesional, su gestión habría resultado un fracaso". Nada que no se supiera aquí, y que como espectadores de lujo pudimos comprobar cada uno dentro de su territorio.
El calvario de estos tres largos años que ha sufrido el Mayor Trapero, ha sido debido a su honestidad, a no alinearse ni con unos ni con los otros, y esto le ha dejado en una tierra de nadie que a la larga le ha acabado beneficiando, però sólo para conseguir una dolorosa victoria. Los unionistas no acaban de confiar en él, de creer en sus declaraciones de neutralidad, y los procesistas no se atreven a decir que están descontentos con él porquè no les apoyó en su intento de rebelión, conscientes de la popularidad de Trapero entre la ciudadanía. Solo hay que leer el artículo de hoy de Sergi Sol en el periódico para darse cuenta de su animadversión hacia el Mayor Trapero. La foto de espaldas con la chaqueta de 'Major' és puro simbolismo del tràgico héroe victima de su honestidad, le pese a quien le pese.
Cualquiera sabe que para que una rebelión sea efectiva, se precisa una fuerza, la posibilidad de vencer en una disputa. Con la sedición, aunque sea otro delito, según el Código Penal, pasa aproximadamente lo mismo. Puedes desgañitarte y gritar que te rebelas o que quieres cambiar el orden establecido, pero mala cosa si no tienes a mano un plan que incluya una amenaza real, ya sea en forma de persistente acumulación de ciudadanos o de unos armados que hagan frente al enemigo a quien quieres derrotar. Este fué el error del Govern de la Generalitat, porqué sabían perfectamente que no podían contar con los mossos para fortalecer su revuelta, y sin este soporte no habia nada que hacer. Esto lo refleja la sentencia que ha absuelto al mayor Trapero y a sus colaboradores, desmiente tanto la furia explícita de la fiscalía como el argumentario de los hechos, escrito antes desde la fobia corporativa que no desde la fidelidad a la realidad de lo que ocurrió. ¿Y qué fue? Es sencillo. La maniobra política no tenía el escudo protector, un ejército al servicio de la causa. De ello se pueden extraer lecciones sobre la torpeza de un simbolismo que se disolvió como polvo de azúcar en un café descafeinado. Y también la barbaridad, ahora más patente que nunca, de una prisión disparatada, desorbitada, innecesaria, dolorosa, injusta. Pocas veces unos y otros actuaron con tanta torpeza, sólo que la torpeza no deberia conllevar penas tan elevadas de cárcel para unos, ni ascensos injustificados a otros.
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