EL UNIVERSO Y LOS DOS HOMEROS




Siempre he pensado que nuestra especie no se merece un final digno como tal, nada grandilocuente como luchar contra alienígenas que nos quieren destruir, o contra fenómenos naturales como tsunamis, grandes terremotos o apocalipsis por el estilo que cada dos por tres nos anuncian el fin del mundo. Sin ir más lejos ahora tenemos la amenaza del coronavirus que es la que nos corresponde.

El fin perfecto de la humanidad habría sido el que preveían los científicos Walter Wagner y Luis Sancho estadounidense el primero y español el segundo, que decían que la puesta en marcha del 'Gran Colisionador de Hadrones CERN' en (Suiza) tenía un 75% de posibilidades de generar un agujero negro que se tragaria la tierra entera. El aparato este, es como una tuneladora de estas del metro de Barcelona, ​​pero a lo bestia, muy a lo bestia. Yo no entiendo de todas estas cosas y supongo que este par de científicos lo decían de buena fe, pues si hubiera sucedido sólo les serviría para decir a última hora, ¡ya lo decíamos!, pero al no ser así se diría que han quedado ligeramente desacreditados por una buena temporada. Y es que el acelerador hace ya tiempo que funciona y de momento no ha pasado nada, ni se prevé que pase, además de costar unos dos mil millones de euros de nada.
De hecho sería el final perfecto y lo merecería una especie tan miserable y nociva como la nuestra, unos especímenes que quieren jugar a ser dios, que se creen los amos del universo y en un acto de suprema inconsciencia lograsen que se los trague para siempre su propia obra, a ellos y al resto del planeta. Sería como una especie de No creación o de un big bang al revés, un digno final para unos indignos.
Pero no desfallezcamos que todavía hay un lugar para la esperanza: Están diseñando el futuro colisionador circular de CERN, un documento con las diferentes opciones para construir este gigantesco acelerador de partículas en la frontera franco-suiza. La idea es que sea un anillo de 100 kilómetros y que opere a energías de hasta 100 TeV, mucho más que los 27km y los 14 TeV del actual LHC. Quizás este cuando esté terminado y en funcionamiento si que nos engullirá del todo.

Si me dejaran elegir, este sería el final que escogería para los homínidos, desaparecer sin dejar el más mínimo rastro, como si nunca hubiéramos existido, no quedaría absolutamente nada de nuestro mal paso por aquí abajo, sólo las ondas esparcidas por el espacio que hemos ido lanzando durante años y que en el supuesto de que alguien las captase les llevarían a ninguna parte. Sólo pediría como ultimo deseo, escuchar las Walkirias de Wagner en el momento final de la desaparición total, lástima que no lo pudiera filmar Francis Ford Coppola.
El Covid-19 también estaría bien, cuando más pequeño mejor, pero el problema es que dejaría rastro y la gracia del agujero negro es que no dejaría nada, como si nunca hubiéramos existido, y, como diría José Saramago: el Universo no sabría nunca que Homero escribió la Ilíada y otro Homero, más importante aún que el otro, el Simpson, trabajaba en una Central en Springfield.


“L’univers m’embarrasse et je ne puis songer 
que cette horloge existe et n’ait pas d’horloger.

” Voltaire/Les Cabales 


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4 Comentarios

  1. Ojalá fuera un agujero negro y rápido. Me temo que el final va a ser más lento y agónico. Y antes nos mataremos entre nosotros por conseguir alimentos. Que no decaiga la fiesta.
    Saludos.

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  2. Y eso que la fiesta acaba de empezar, todo apunta a que la agonía será lenta y dolorosa.

    Salut

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  3. Algo así como el plobf! de las pantallas de tubo de las teles antiguas al apagarse!.
    Me voy haciendo una idea!

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  4. Más o menos, dicho finamente, a tomar pal saco nos vamos.

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