EL PARAÍSO




El paraíso no debía ser un lugar muy soportable, de lo contrario el primer hombre se hubiera adaptado a él; este mundo desquiciado en el que vivimos tampoco lo es, ya que en él se añora el paraíso perdido o se espera acceder a otro. ¿Qué hacer entonces? ¿A dónde ir? Lo mejor es no hacer nada, no esperar nada, ni ir a ningún sitio, así, sin más. Dejar que toda fluya, mientras indolentes lo contemplamos con absoluta y cínica indiferencia.

Algo así debía pensar Gil de Biedma cuando escribió este poema:

DE VITA BEATA

En un viejo país ineficiente,
algo así como España entre dos guerras 
civiles, en un pueblo junto al mar, 
poseer una casa y poca hacienda 
y memoria ninguna. No leer,
no sufrir, no escribir, no pagar cuentas, 
y vivir como un noble arruinado 
entre las ruinas de mi inteligencia.

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