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Aunque ya venía de antes, con el confinamiento y posterior trasiego por la pandemia. los límites de la urbanidad y la convivencia se han traspasado, y lo han hecho hasta unos límites en que difícilmente se podrán borrar las faltas de respeto insultos y humillaciones. Las redes sociales aclaman desbocadas el hostigamiento y el odio al otro.
Algunos políticos dedican su tiempo a publicar tuits para insultar, calumniar y despotricar a diestro y siniestro: "El lunes obligaremos a los mafiosos a dimitir", escribe Santiago Abascal, que se refiere al presidente del Gobierno como "el tirano Pedro Sánchez". "La soberbia, el despotismo y la falta de empatía es lo único que inspira la acción del psicópata. Este hombre es un peligro para la seguridad nacional", afirmaba Rosa Díez que animó el hashtag #PsicopataSanchez. Y mucho ha corrido el malicioso acrónimo IDA, que lamentablemente se utiliza para nombrar a la presidenta de la Comunidad de Madrid, e incluso es denominada de tal manera en columnas de prestigiosos periodistas. La recurrencia al trastorno mental es preocupante. ¿En qué mundo la locura, es decir, la enfermedad, puede ser un insulto?. En los EE.UU., desde la oposición ya están pidiendo un examen psicológico de Trump insinuando que se le ha ido la olla con la pandemia. Por cierto, que aquí criticamos a Trump, pero tiene un buen grupo de imitadores.
¿Qué persiguen tantas lenguas deslenguadas que sólo profieren insultos y mensajes cargados de odio? Parece como si, en el tiempo que la Covid-19 arrasa nuestro país, la ciudadanía se hubiera contagiado de la crispación y la polarización que tienen bloqueado el país. Y Madrid, en estado de alarma, con un fuego cruzado que aturde y desconcierta.
Retrocedemos. Y no sólo en pobreza: el virus se ha cargado años de lucha contra la precariedad. Vienen unos meses muy preocupantes y no sólo a nivel de la pandemia, vienen meses de hambre y miseria para muchos ciudadanos, y es ahora que sería el momento en que la sociedad volviera a arroparse mutuamente, que de nuevo vistiera de solidaridad sus frustraciones y su rabia, en vez de ir a la greña verbal, en un corolario de torpeza y violencia entre la educación y la barbarie.
Yo que pedía la llegada de los bárbaros, y no sabia que ya los teníamos entre nosotros. Y han venido para quedarse.
Sí, ya están aquí. Lo tenemos crudo.
ResponderEliminarUn saludo.
"En el tiempo de los apostoles los hombres eran muy barbaros
EliminarSe subian a los arboles se comian a los pajaros"
Ya se que es una frivolidad, pero esta letra de la canción Los Pájaros de El Chico Elizalde me viene a la cabeza cada vez que oigo o leo la palabra bárbaros.