Fue cocinero antes que fraile. Perdón, alcalde antes que ministro. Y actor, antes que político. Pero no es, sin embargo, de los que en la esfera pública interpreta papeles por encargo, sino de los que se creen lo que dicen y lo defienden hasta sus últimas consecuencias. Su nombramiento estaba cantado desde hace tiempo al ser uno de esos socialistas de marcado perfil político y verbo suelto que el presidente del Gobierno buscaba para este mandato que promete una oposición de alto voltaje. Lo que no estaba tan claro es que la cartera fuera a ser la de Transportes, aunque él –que también lo desconocía– dice que esa competencia estaba en la primera posición de su quiniela. En eldiario.es le han entrevistado.
"Ya lo decía el otro día, esto es como las meigas: uno puede no creer en ellas, pero haberlas haylas. Casos de lawfare sin duda hay en este país. Y negarlo es un gesto de cinismo. Yo creo que el Poder Judicial tampoco puede agarrarse al corporativismo y decir que no hay casos de lawfare en España porque los hay, los ha habido y están demostrados. Algunos de alta intensidad y el ejemplo más claro fue el de la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género [Victoria Rosell]. Es un caso de lawfare de libro, pero hay otros de menor intensidad que están muy claros también y que han sucedido en este país.
¿La decisión de García Castellón de imputar un delito de terrorismo a Puigdemont se puede considerar un caso de lawfare?. Vamos a verlo. Yo creo que el procedimiento no ha hecho todo su recorrido hasta el final. En todo caso, nosotros no vamos a establecer instrumentos de revisión de sentencias. Las sentencias las revisan los tribunales y ya está. Pero también creo que para nuestra democracia y como poder político que somos, tenemos el derecho de ser críticos con algunas decisiones judiciales y de serlo también sobre la base de hechos objetivos y de una cierta revisión de las decisiones y de cómo se han tomado. Ese derecho también lo tenemos los políticos. Yo estoy viendo a jueces que opinan todo el día sobre política. A mí no me gusta. Parece ser que la libertad de expresión llega hasta ahí, pero ellos eligieron un camino que era hablar a través de sus sentencias. Yo creo que nosotros estamos en nuestro derecho, sobre todo de poner el dedo en determinadas actuaciones que claramente tienen un cierto perfil político y una cierta finalidad política".
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