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LA AMNISTIA TENIA UN PRECIO

La Constitución española de 1978 no contempla explícitamente a la amnistía como figura jurídica. Sin embargo, el artículo 87.6 establece que las Cortes Generales podrán regular el ejercicio del derecho de gracia, que incluye la capacidad de conceder indultos. A pesar de la ausencia de una referencia directa a la amnistía en la Constitución, el Tribunal Constitucional ha avalado su aplicación en determinadas circunstancias, siempre que se cumplan ciertos requisitos:

1.- Que responda a razones de interés general.

2.- Que no sea una amnistía individualizada.

3.- Que no vulnere los derechos fundamentales de las víctimas.

La amnistía actual no es la primera. A lo largo de su historia, España ha vivido diversas amnistías:

1876: Tras la Tercera Guerra Carlista, se promulgó una amnistía para los participantes en el conflicto.

1939: Al finalizar la Guerra Civil Española, el régimen franquista dictó una Ley de Amnistía que excluía a los republicanos y otros opositores al régimen.

1977: Tras la muerte de Franco y la transición democrática, se aprobó la Ley de Amnistía, que buscaba la reconciliación nacional y la pacificación del país. Esta ley ha sido objeto de controversia desde su promulgación, puesto que algunos sectores la consideran un obstáculo para el enjuiciamiento de los crímenes del franquismo.

2024: El 30 de mayo de 2024, el Congreso de los Diputados aprobó una proposición de ley de amnistía para la normalización institucional, política y social en Cataluña. Esta ley, impulsada por el PSOE, Junts y ERC, tiene como objetivo desbloquear la situación política en Catalunya tras el proceso independentista.

En resumen, La amnistía es una herramienta jurídica compleja que se ha utilizado en distintos momentos de la historia de España. Su aplicación genera un debate intenso, puesto que implica una difícil conciliación entre la necesidad de cerrar heridas del pasado y la exigencia de justicia para las víctimas. se suele decir que en tiempos más remotos en cada cambio de gobierno se amnistiaban unos a otros, en una época como la actual entre finales del siglo XIX principios del 20, en la que había constantes cambios de gobierno. Esto me recuerda a un alto cargo del Gobierno Chino, al que se le censuraba que se invirtiera mucho más dinero en prisiones que en escuelas, y este contestó que a la escuela ya no irían, pero a prisión era muy probable que fueran, o mejor dicho, que les llevaran.

Cabe recordar que la amnistía no es una solución mágica a los problemas del pasado. Debe ser utilizada de forma excepcional y con un amplio debate social, siempre garantizando el respeto a los derechos fundamentales de las víctimas. Aunque en España, la amnistía ha derivado en una simple pelea de gallos, que es la política de barro actual. Aunque es necesario reconocer que en la campaña de las europeas no ha sido la amnistía la estrella en los debates. Y es que la amnistía tenía un precio: los 7 votos de los de Puigdemont. Y todo esto ya se ha amortizado por parte del Gobierno e incluso de la oposición. Ahora andamos liados con el caso Begoña, o el caso Peinado.

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